Al escuchar los sinceros pensamientos de Wenyan, el corazón de Su Yang casi se derrite, y hasta sintió un pinchazo de culpa.
Por haber estado hablando con Zhirou, no había tenido tiempo de atender a Wenyan, quien acababa de volver de las montañas.
Y aún así, esta niña no albergaba ni una sola queja, sino que elogiaba la bondad de su madre.
Su Yang solo deseaba poder clonarse para poder dedicar un clon a consolar a Wenyan.
Afortunadamente, su esposo compartía una conexión telepática con ella.
Shen Yuan parecía saber exactamente lo que Su Yang estaba pensando y tomó la iniciativa de entablar una conversación con Wenyan.
—Yanyan, ¿cómo ha sido el rodaje estos últimos dos meses, ya te estás acostumbrando a la cámara?
—Al principio, me sentía un poco incómodo, pero gradualmente capté la esencia. Mi papel no es muy grande, pero el director es muy estricto y he aprendido mucho de esta oportunidad.