A las 11:30 AM, las actividades de la clase de niños pequeños del jardín de infancia llegaron a un final satisfactorio.
Pei Ziheng, como se esperaba, aseguró el primer lugar en la actividad de la clase con una puntuación perfecta, mientras que Zhou Hao quedó en segundo lugar.
El director elogió efusivamente a Pei Ziheng frente a todos, y Shen Mingzhu, la madrastra, se regodeó en la gloria reflejada.
Después de la reunión, numerosos padres rodearon a Shen Mingzhu para ofrecerle sus felicitaciones, permitiéndole disfrutar de la sensación de ser el centro de atención.
En medio de la corriente de felicitaciones, sin embargo, había una voz agria intercalada.
—Shen Mingzhu, no es de extrañar que hayas estado encerrada en casa recientemente sin salir, enseñándole inglés a Pei Ziheng en secreto, ¿verdad? Tu astucia es profunda, ocultándolo tan bien que aunque vivimos en el mismo complejo residencial, ni un susurro de ello se escuchó.