Los platos fueron limpiados por Xu Yi. Xu Boyan sacó un paquete nuevo de caramelos de leche Conejo Blanco del cajón —¿Terminaste de comer?
—preguntó suavemente.
—No —respondió Lu Qingyi.
—Comer demasiados dulces no es bueno.
Aunque dijo esto, Xu Boyan todavía empujó los dulces hacia Lu Qingyi.
—Entendido —Lu Qingyi empujó directamente los dulces hacia Lu Jiahao—. Toma.
...
Siempre supo que a Lu Qingyi le gustaban los caramelos de leche Conejo Blanco.
¿Podría este hombre haber capturado el corazón de su hermana con estos?
¿Hechos a medida?
¿Kioto?
Lu Jiahao vio la marca en la bolsa y miró incrédulamente a Xu Boyan.
Él sabía lo que este símbolo significaba, a Lu Jiayue le encantaban los dulces de esa tienda, siempre hacía alboroto por comprarlos.
—Hermana, ¿quién es el dueño de esa tienda? —solo cuando salió de la pequeña tienda se atrevió Lu Jiahao a preguntar.
Dentro de la pequeña tienda, no se atrevió a preguntar debido a la presencia intimidante de Xu Boyan.
