Lu Qingyi rió mientras tomaba un bocado de algodón de azúcar. Su dulce sabor se extendió por su boca, llegando hasta su corazón.
Siempre había tenido un gusto por lo dulce. Ya había comido algodón de azúcar antes, pero esta vez, Lu Qingyi sintió que era el más dulce de todos.
Quizás porque el algodón de azúcar lo había comprado Xu Boyan.
—¿Quieres un poco? —ofreció Lu Qingyi el algodón de azúcar a la boca de Xu Boyan.
Xu Boyan sonrió con ironía y mordió donde Lu Qingyi había mordido antes.
Estaba dulce.
—Muy dulce. —rió Xu Boyan, su mirada hacia Lu Qingyi era indulgente. No estaba claro si hablaba del algodón de azúcar o de Lu Qingyi.
No le gustaban los dulces, pero por Lu Qingyi, estaba dispuesto a desarrollar un gusto por ellos.
—Xu Boyan, me gustas. —alzó la vista Lu Qingyi, su mirada hacia Xu Boyan denotaba sinceridad.
No era una persona hesitante; podía declarar su amor fácilmente, a pesar de ser un poco tímida.