Xiao Yi no se fue; se quedó sentado en el banco, incluso cuando sonó la campana que indicaba el inicio de las clases. Esta fue su primera acto descarada de faltar a clase, y la sensación lo hizo sentir algo inquieto.
Quería esperar aquí a que Lu Qingyi regresara.
—Lu Qingyi.
Tan pronto como Lu Qingyi entró en la escuela, Xiao Yi la vio.
En las manos de Lu Qingyi había una bolsa llena de comestibles, evidentemente cosas como verduras.
—¿Qué quieres? —Lu Qingyi levantó una ceja, su mirada helada.
—¿Fuiste de compras? —Al ver mejor el contenido de la bolsa, Xiao Yi se sorprendió levemente.
Siempre había pensado en Lu Qingyi como alguien que estaba por encima de trivialidades mundanas, así que nunca esperó que dejara la escuela para comprar comestibles.
—¿Eso te concierne? —Lu Qingyi miró a Xiao Yi con evidente desconcierto. Por lo que ella podía decir, no había ninguna conexión entre ellos.
—¿Sabes cocinar? —Xiao Yi preguntó.
