Han Yu miraba a su nuera con una sensación de impotencia y temor. Afortunadamente, la nuera sabía mostrarse comedido y solo usaba las técnicas más simples y superficiales. De lo contrario, sí alguien notaba algo y sospechaba, las habilidades secretas de Luban podrían llevar a ciertas personas a la locura, no deteniéndose ante nada para adquirirlas.
También era su capacidad insuficiente la que debía culpar. Tales técnicas secretas en sus manos solo podían usarse en sigilo, sin atreverse a ser reveladas. Pero, en esas familias aristócratas, no era más que una exhibición de poder. Han Yu decidió concentrarse en desarrollar su influencia, pues si hasta las cosas triviales reveladas por su nuera atraían atención, más temprano que tarde invitarían a problemas.