—Está bien, en este momento, mejor no bajes ahí y sumes al caos. Creo que Qin Jian puede manejar este asunto por su cuenta —Ning Yibin detuvo a Zhang Yun.
...
La noche se volvía más profunda y quedaba poca gente en las calles. Ya era la noche del Festival de Medio Otoño, y el aire era fresco como el agua. An Hao, vestida con una camisa y vaqueros, ya sentía un poco de frío. Instintivamente se abrazó a sí misma y caminó lentamente hacia la escuela. En ese momento, no había otra opción más que caminar, ya que no había nadie alrededor que pudiera llevarla. De repente, sintió un ligero peso sobre sus hombros. An Hao se sobresaltó y miró hacia abajo para ver que una chaqueta militar había sido colocada sobre ella. El distintivo con dos barras y una estrella reflejaba una luz llamativa bajo la luz de la luna. An Hao se giró y vio a Qin Jian de pie detrás de ella, su mirada incluso más tierna que la fresca luz de la luna.
