Girando en círculos, tomando turnos para sentarse.
Viendo que esto no funcionaba, el instructor introdujo una medida de incentivo:
—Quien gane tres veces seguidas tendrá un descanso de dos horas. Esta medida funcionó de maravilla.
Las chicas, antes apáticas, de repente se volvieron tan enérgicas como si les hubieran inyectado adrenalina, y tan pronto como los chicos dejaron de cantar, todas se lanzaron hacia los taburetes.
Después de varias rondas, An Hao se había sentado dos veces, Gu Shuangshuang dos veces, Xu Yinuo dos veces, las otras dos una vez cada una y hasta Guan Kexin, que usualmente se quedaba atrás, había logrado sentarse dos veces en este juego.
Era la última oportunidad, y si Guan Kexin la aprovechaba, ganaría un descanso de dos horas.
¡Estas dos horas eran increíblemente valiosas!
Cuando los chicos dejaron de cantar, Guan Kexin aprovechó la oportunidad y corrió hacia un taburete.
Pero, desafortunadamente, An Hao llegó antes que ella.
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