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—¿Jugando al héroe? ¿Te crees Zorro? —gritó Qin Jian—. ¿Qué fue lo que enfaticé sobre la disciplina antes de empezar? ¿Ya no deseas trabajar? ¡Traer vergüenza y desgracia a nuestro instituto de diseño!
Asustado por los gritos, Tian Niu se acobardó, sabiendo que había hecho mal.
Sin embargo, en su corazón, él no creía haber cometido ningún error, razonando que dado que el hecho ya estaba hecho, lo peor sería humillarse ante él y eso sería el final de todo.
Así que, se apresuró a disculparse y admitir su error —¿No fue acaso porque vimos a esas dos personas acosando a la Cuñada? ¡Solo les echamos una mano! Qin, mira, si no hubiera sido la Cuñada, ¡quizás habríamos ayudado de todas formas!.
—¡Exactamente!
—¡Cierto, cierto, cierto, no hicimos mucho, a lo sumo no lo haremos de nuevo!
Todo el mundo comenzó a admitir rápidamente sus errores y a decir cosas buenas, tras lo cual la expresión de Qin Jian se suavizó. Finalmente, dijo —Gracias, pero no tengamos una próxima vez, ¿vale?