Song Yueqin no dejaría pasar una derrota significativa tan fácilmente.
En el pasado, An Hao había sido su pequeño lacayo, pero ahora An Hao le superaba en todos los aspectos, causándole un gran malestar en su corazón.
Lo que más le dolía era la actitud de Qin Jian hacia ella. Creía que sin An Hao, Qin Jian nunca la habría mirado por encima del hombro.
Song Yueqin fue sacada del agua, empapada y sucia, tiritando en la brisa fría.
—Deberías volver y cambiarte de ropa, hace frío y podrías resfriarte —sugirió amablemente Shen Zhihua, la monitora de clase.
En ese momento, Song Yueqin estaba ocupada con pensamientos de venganza contra An Hao, ignorando completamente el consejo de Shen Zhihua.
—Ocúpate de tus asuntos, sé que estás del lado de An Hao.
—No hay bien que por mal no venga —suspiró Shen Zhihua, sacudiendo la cabeza mientras dispersaba a los estudiantes que miraban.