—Song Yueqin vio a An Hao mirando y dijo con una sonrisa traviesa: «Oh querida, lo siento mucho, no te vi comiendo tu galleta aquí y accidentalmente te golpeé.»
—¡Entonces debes ser ciega! —An Hao la miró fijamente, sus ojos ardían de ira.
Al ver que An Hao se enojaba, Song Yueqin estaba aún más complacida consigo misma. Se agachó, levantó el libro completamente empapado en lodo del barro con dos dedos y chasqueó la lengua: «Oh querida, el libro está completamente empapado en lodo ahora, qué pena...»
—Song Yueqin, tú misma te lo buscaste hoy. —An Hao apretó los dientes, su expresión se oscureció, y con un rápido levantamiento de su pie, pateó fuertemente a Song Yueqin agachada hacia el foso de lodo.
—¡Ah! —Song Yueqin no esperaba que An Hao realmente la pateara, y con un chapoteo, se cayó en el agua fangosa.
Aunque era primavera y no hacía demasiado frío, estar cubierta de lodo no era una experiencia agradable.
