Estaba imprudentemente aumentando su nivel de odio. Qin Jian observaba fríamente durante un tiempo, luego entreabrió ligeramente sus delgados labios y dijo con indiferencia:
—¿Qué tal una competencia conmigo?
—¿Qué? ¿Una competencia contigo, Comandante? —Los ojos de Tian Niu se abrieron sorprendidos.
—Sí, ¡una competencia conmigo! —afirmó Qin Jian—. Este chico es demasiado arrogante. Si no lo pongo en su lugar, su cola llegará al cielo.
Tian Niu se rió entre dientes, se rascó la cabeza y dijo sin ninguna modestia:
—De acuerdo, Comandante, pero aclaremos algo primero. Si pierdes, no puedes usar los entrenamientos para vengarte por perder la cara.
—Oh dios mío, el Comandante de la Tercera Compañía es realmente demasiado atrevido.
—Exactamente, Comandante. Realmente deberías enseñarle una lección a este chico por no tomar el liderazgo en serio.
—¡Apoyo eso! Si pierde, que el Comandante de la Tercera Compañía limpie los baños.
—...Absolutamente...
