Mientras oía a Tamara hablar fascinada de los asesinatos creativos de uno de sus muchos asesinos ficticios no pude evitar dibujar una pequeña sonrisa en mis labios. me parecía divertido el como a ella le parecía absurdo y a la vez creativo el modus operandi de aquel personaje.

— ¿entonces Cres que su forma de matar es apasionada?— pregunté aún con mi sonrisa.

La chica asintió y al ver mi mirada divertida trato de no verse tan extraña.

— no me mal intérprete— dijo con inseguridad — no digo que esté bien solo digo que es una forma única de matar y de pensar, lo que me fascina.

Asentí — lose — conteste sabiendo perfectamente de que hablaba. y no porque tuviera razón si no más bien porque como ella yo conocia toda una multitud pero ella como yo ninguno aunque leyera libros al respecto.

Tamara frunció el seño confundida por mi respuesta cortante pero continuo en un intento de arreglar su raresa que para mí era belleza  — creo que a comparación de los asesinos actuales este asesino no solo mata por qué así lo desea o porque se le ocurrió o porque simplemente hacia tiempo que pensaba en matar si no porque mas bien lo apaciona y no solo tiene pasión en matar si no que también puede desarrollarse en otra área..

—de la cual convina con sus asesinatos — interrumpí aún con mi sonrisa burlona que no pude contener.

La chica desvío mi mirada y entre sus manos encendió su teléfono para ver la hora, tic que hacía constantemente cuando se sentía abrumada o incómoda — si.. ¿O usted que opina? ¿Cre que es estupido lo que digo?— pregunto tratando de ver qué era lo que me divertía.

— no importa lo que yo opine Tamara, tu punto de vista es muy claro y comprensible sabiendo que obviamente no piensas como un asesino. —mis palabras desilusionaron a la chica — normalmente un asesino no pierde el tiempo haciendo toda una obra de arte como tú asesino porque parece que tú asesino disfruta más el arreglar sus asesinos que en cometerlos y en la vida real..creo que les parece mas divertido matar que limpiar o adornar como quieras llamarlo.

— no estoy convinando las realidades — contesto tratando de sonar segura — se que en la vida real todo es más crudo y la motivación es solo porque si, solo quise compartir algo que me pareció creativo. — volvió a encender y apagar su teléfono.

Aunque Tamara pensara igual que el resto de jóvenes sin papás sobre los asesinos de los que muchos escriben, Tamara podía diferenciar con claridad que era la fantasía de un libro y la realidad de la vida, algo que muy pocas personas logran hacer una vez que se les mete en la cabeza idealizar algo que claramente está mal.

— se que tienes claro la deferencia de realidades solo lo comente porque me agradas y quiero que sepas por primera vez cual en realidad es el momento más divertido cuando se comete un asesinato — la chica frunció el seño confundida por mis palabras pero interesada en la información. — en los libros siempre ponen al típico tipo que es talentoso en algo y que mata a diestra y siniestra utilizando el talento que tiene en otra área para esconder o exponer el cuerpo. cuando se narra esa parte de la historia el escritor como buen imaginador crea todo un escenario fantástico que es justificado con el como cre que se siente el asesino en ese momento al estar limpiando o acomodando la escena para darla a conocer..como una obra de arte que prepara para embellecerla o mostrarla tal cual como fue. pero al final en todo momento el personaje principal en esa obra es aquel que está pintando y dejando salir todo lo que todos reprimen. Comportamiento que lo vuelve interesante y apasionado..— Tamara estaba quieta, porfin había parado de mover sus manos que prendían y apagaban su teléfono podía notar la atención que me estaba dando y podía ver cómo poco a poco empezaba a pensar que algo andaba mal. Porque algo que tenía ella era que era buena leyendo el ambiente — no digo que no halla de ese tipo de asesinos solo digo que...lo más divertido de matar no es la forma en la que ocultas o expones lo que hiciste sino más bien ese momento, el momento en el que todo encaja para tu víctima, el momento en dónde se entera por primera vez, que está perdida. y el único momento en el que porfin sabe quién eres tú. en el que sabe con quién trata y trato todo ese tiempo — y hablando de tiempo podía sentir que esté se agotaba, sabía que  en unos minutos la alarma de Tamara de la que tanto estaba al pendiente y que porfin había dejado de mirar empezaría a sonar interrumpiendonos a ambos y obligándome a dejarla ir con la posibilidad de nunca volviera a verla y siendo sincero yo la amaba, ella había sido la primera persona que había conocido que no podía mentir apesar de que sabía lo cruel que era la vida sin ese mal hábito del que a sacado de apuros a muchos — en resumen —exclame volviendo a mi tono habitual de voz mientras me levantaba del sillón directo a la puerta del despacho — la parte más satisfactoria de matar es tener justo donde quieres a tu víctima, es hacerle saber quién eres sin darle la posibilidad de hacer algo para cambiarlo.— la alarma sonó exaltando a Tamara que logro mantener la compostura pero podía saber que empezaba a notar que algo no estaba bien.

— el tiempo se acabo,— dijo cun una voz que apenas pudo salir de su boca — tengo que irme — como había mencionado era mala mintiendo y aunque su rostro me mostraba seguridad su voz y la forma en la que se levantaba del sillón y caminaba asia mi o más bien asia la puerta me dejaban claro que ya no podría salir.

Lleve sutilmente las llemas de mis dedos a la manija y apreté el botón del seguro, botón que no le importo sonar y dejar pasmada a Tamara frente a mi y su mano extendida a la manija que ya había cerrado.

El rostro calmado que Tamara me había enseñado y que había luchado por mantenerlo se desmoronó al oír el click que ya mensione. Su piel se erizo, su cabello se puso denso y su mirada se congelo aunque las lágrimas no tardaron en aparecer para completar su mirada horrorizada y confusa que ahora me regalaba y que poco a poco trataba de moverla para verme a mi como si yo pudiera explicarle algo que no fuera lo que sea que ya estaba pensando.

— sip, hablo de este momento, el único momento en el que ambos podemos ser honestos. Aunque me temo que el único que mintió aquí fui yo.

                         Olivia

—¿Cres que podría convencer a mi papá de dejarme ir a la fiesta con thom?..— pregunto Emma mientras yo estaba sumergida en la agradable musica que escuchaba. — Lara?...Lara? — pregunto sin obtener respuesta mia, Emma era impulsiva y por naturaleza dulce esa era la razón por la que yo la amaba y no hablo de un amor romántico hablo del mismo amor que se tiene con un hermano o con una madre, ese era el amor que le tenía a Emma pues era la única persona con la que estaba dispuesta a ignorar todos sus defectos tanto como ella ignoraba los míos. En conclusión tal para cual. En lo que mi canción seguí y mi mente me llenaba de cosas que me ensordecian Emma tomo uno de mis audífonos y sutilmente lo quito para después con fuerza gritar: — ¡¡¡Lara!!!

—¡¡Hay!! — exclamé tapando de inmediato mi oído que ahora sí estaba ensordecido y la mire desconsertada y molesta. — que mier...¡¡¿Que pasa?!! — Emma me miró molesta he ignoro mi pregunta volteando a ver a la ventana del camión en la que ambas estábamos trepadas desde hace unos 30 minutos. — ¿Es de familia que griten tanto o que? — Emma de inmediato me miró con una sonrisa de esas que solo te muestran las personas que te quieren cuando no les gusto lo que dijiste pero saben que tú intención no fue mala, golpie su brazo con mi codo y cambie mi mirada molesta por una tenue y burlona — estoy jugando, dime qué pasas.

— ¿Cres que mi papá me deje ir a la fiesta con thom?

Negué — lo dudo.. —  exclamé antes de ser interrumpida por el típico sonido del teléfono de mi amiga que le indicaba que tenía un nuevo mensaje.  Ambas miramos su teléfono que ella había dejado recostado en sus piernas. Y lo encendió, lo único que alcance a ver fue que el número no estaba registrado y que el mensaje decía "ven rápido". El rostro de Emma cambio por completo y apagó su celular en cuanto  leyó el mensaje al mismo tiempo que yo. — ¿Todo bien? — pregunté mientras ella se levantaba de su asiento.

— si todo bien — contesto en un tono dudoso mientras se paraba de su asiento.

— si todo está bien ¿A dónde vas?

— olvide algo, no tardo — el camión donde estábamos desde hace 30 minutos era el camión de la escuela, este aún no arrancaba por esperar a los chicos que aún no salían pero que ya habían comenzado a salir y que en cuanto todos subieran estaba segura que no esperaría más.

— no tardes — susurré mientras la veía bajarse del camión con el cuerpo tembloroso y la piel pálida.

Aún mientras la miraba perderse entre los otros grupos que salían y se exparsian a los demás camiones aún podía notar lo tenso de su cuerpo y lo temblorosa que estaba.

Emma era guapa de 1.67, de cabello largo y castaño, de ojos chicos sin pestañas y grandes con pestañas algo que la hacia ver hermosa deves en cuando eran sus cortas minifaldas que como era de esperarse llamaba la atención de algún profesor quienes no se aguantaban y la alagaban de inmediato haciendo comentarios fuera de lugar, para su suerte siempre estaba ahí y aunque yo tampoco les decía nada porque la verdad es algo incómodo solía hacer muecas de desagrado mientras la miraban o se daban la vuelta, creo que para algunos eso no es nada pero a Emma le devertia voltear a verme mientras esos susedia.

— ¡¿Alguien más va a subir?! —exclamo el conductor cuando ya no se podían ver a más chicos en la entrada de la escuela.

—yo voy a bajar — exclamé como respuesta sorprendiendo a algunos compañeros de clase que tomaban el mismo camino que yo

En ese momento supuse que lo que había pasado era similar a lo que comente, Emma se ponía muy tensa con los comentarios que los profesores asian y por naturaleza ella no sabía cómo decir no así que no me sorprendia que algo de extorsión estuviera pasando aunque fuera la primera vez que alguno se atrevía a no solo comentar sino pedir.

— como quieras chica pero yo ya no me quedo más — dijo el conductor mientras bajaba las escaleras del camión y cumpliendo sus palabra arranco en cuato salí.

Siendo sincera sentia un escalofrío extraño, como si algo muy malo estuviera apunto de pasar y aunque esa sensación invadía todo mi cuerpo, mi mente me calmaba diciéndome casi como si quisiera convencerme de que todo estaría bien, que no era la única en ese lugar ya que los profesores solían salir horas después de que los alumnos se iba, así que si llegaba a pasar algo fuera de mi control aseguraba que podría salir libre de ahí o al menos eso era lo que gritaba mi cabeza mientras mi cuerpo luchaba por seguir caminando.