Chereads / Astral Edge Volumen 1: Conmoción / Chapter 4 - Capítulo 1 - Parte 3

Chapter 4 - Capítulo 1 - Parte 3

Parte 3

 

Jake Evernight caminaba por los pasillos de la academia Altamira de Solaria, intentando ignorar el bullicio a su alrededor. Los estudiantes hablaban con entusiasmo sobre el próximo evento: el Gran Torneo Estelar, un abierto de artes marciales mixtas que había captado la atención de toda la escuela. A pesar de ser solo un niño de 11 años, Jake no podía evitar sentir una mezcla de emoción y nerviosismo. Esto va a ser enorme…, pensó mientras observaba a los estudiantes que entrenaban intensamente en el campo de entrenamiento al aire libre.

 

—¡Jake! —gritó una voz familiar.

 

Jake se detuvo y giró la cabeza, encontrándose con Sophia Johnson, su compañera de clase y única amiga cercana. Llevaba el uniforme de la academia con una bandana roja atada alrededor de su frente, claramente lista para unirse a los entrenamientos.

 

—¿Estás listo para el torneo? —preguntó Sophia, con una sonrisa que reflejaba su entusiasmo.

 

Jake la miró con una expresión seria, que contrastaba con la energía que irradiaba su amiga.

 

—No estoy seguro… ¿Qué esperas de un torneo que probablemente esté lleno de peleadores más experimentados? —pensó, pero en lugar de compartir su duda, se limitó a encogerse de hombros—. Supongo que sí. ¿Y tú?

 

Sophia asintió, con los ojos brillando de determinación.

 

—¡Por supuesto! He estado entrenando con la Energía Estelar. Quiero ver qué tan lejos puedo llegar en el torneo. Y tú deberías hacer lo mismo, Jake. Tienes un potencial enorme, aunque no lo veas.

Jake intentó sonreír, pero en su interior sabía que había algo que lo inquietaba. No es solo un torneo… Hay algo más. Algo que no logro entender todavía.

 

En ese momento, un grupo de estudiantes pasó cerca, susurrando y mirando en dirección al club de ocultismo, cuya sede estaba un poco más adelante. El edificio, apartado y casi en ruinas, siempre había sido objeto de rumores y misterios. Se decía que los miembros del club estaban obsesionados con la Energía Estelar, pero no de la forma convencional.

 

—Dicen que el líder del club de ocultismo va a participar en el torneo este año —murmuró uno de los estudiantes, lo suficientemente alto como para que Jake y Sophia lo escucharan.

 

—¿En serio? ¿Ese tipo raro? —respondió otro con incredulidad.

 

Jake frunció el ceño. El club de ocultismo… Eso sí que es raro. Aunque había oído hablar de ellos, nunca había prestado mucha atención. Pero ahora, con la mención de su participación en el torneo, algo dentro de él se activó. Tal vez debería averiguar más.

 

Sophia notó el cambio en la expresión de Jake y le dio un ligero codazo.

 

—Oye, ¿en qué piensas?

 

Jake sacudió la cabeza, volviendo a la realidad.

 

—Nada, solo… tal vez deberíamos investigar un poco sobre ese club de ocultismo. Algo me dice que podrían estar más involucrados de lo que parece.

 

Sophia lo miró con una mezcla de sorpresa y curiosidad.

 

—¿Investigar? ¿Ahora te interesa lo que pasa en ese lugar? Siempre pensé que te parecía aburrido.

 

Jake sonrió con un toque de ironía.

 

—Tal vez es hora de dejar de ignorar lo que está justo frente a nosotros. Este torneo no es solo una competencia, Sophia. Siento que algo más grande está en juego.

 

Sophia asintió lentamente, su entusiasmo dando paso a una preocupación más profunda.

 

—Bueno, si tú lo dices… ¿Empezamos ahora?

 

Jake respiró hondo y asintió.

 

—Sí, vamos a ver qué podemos averiguar.

 

Mientras caminaban hacia la sede del club de ocultismo, una figura oculta en las sombras de los árboles cercanos observaba sus movimientos con interés. Sus ojos brillaban con una intensidad oscura, como si estuviera esperando el momento adecuado para actuar.

 

Zephyr Blackthorn…, susurró para sí mismo, portando aquella máscara enigmática que ha llevado desde que invadió y destruyó a Aetheria. El Gran Torneo Estelar será solo el comienzo.

 

La sede del club de ocultismo era un edificio pequeño, casi olvidado, en el extremo más alejado del campus. Su fachada estaba desgastada por el tiempo, con ventanas opacas y grietas en las paredes, lo que le daba un aire inquietante que contrastaba con el resto de la moderna academia Altamira de Solaria.

 

Jake y Sophia se detuvieron frente a la entrada, intercambiando una mirada de duda.

 

—¿Estás seguro de que es una buena idea? —preguntó Sophia, bajando la voz como si temiera ser escuchada por alguien en el interior.

Jake asintió, aunque en su interior compartía la misma inquietud. No podemos simplemente ignorar esto, se dijo. Algo me dice que lo que sea que esté pasando aquí tiene que ver con el torneo y, quizás, con algo mucho más grande.

 

—Vamos —dijo, empujando la puerta con suavidad.

 

El interior estaba oscuro, apenas iluminado por unos pocos rayos de sol que se filtraban a través de las ventanas polvorientas. El lugar estaba lleno de estanterías cargadas de libros antiguos y pergaminos, y el aire olía a incienso y cera de velas. Un grupo de estudiantes, todos vestidos con túnicas negras estaban reunidos alrededor de una mesa en el centro de la habitación, hablando en susurros.

 

Uno de ellos, un chico de cabello negro y ojos penetrantes levantó la vista al notar la presencia de Jake y Sophia. Era alto, con una presencia que irradiaba un aura de confianza y misterio. Sus rasgos eran afilados, y había algo en él que lo hacía destacar entre los demás. Debe ser el líder del club, pensó Jake.

—¿Puedo ayudarles? —preguntó el chico, con una voz calmada pero cargada de autoridad.

 

Jake tragó saliva antes de responder.

 

—Hemos oído que… vas a participar en el Gran Torneo Estelar. Queríamos saber más sobre ti… y sobre el club de ocultismo.

 

El chico sonrió, una sonrisa que no alcanzó a sus ojos.

 

—Mi nombre es Raven Lockhart —dijo, presentándose con una leve inclinación de cabeza—. Y sí, participaré en el torneo. Pero ¿qué les interesa a dos niños curiosos como ustedes sobre un club tan… particular como este?

 

Sophia dio un paso adelante, sin dejarse intimidar.

 

—Sabemos que ustedes usan la Energía Estelar. Y estamos tratando de entender qué es lo que realmente hacen aquí. No es solo un juego, ¿verdad? —su tono era firme, aunque en su interior sentía una leve chispa de temor.

 

Raven entrecerró los ojos, evaluando a ambos. Parecía sopesar si debía compartir algo o simplemente alejarlos con una advertencia. Finalmente, decidió hablar.

 

—La Energía Estelar es mucho más que una simple herramienta. Es la esencia de todo lo que existe. Pero aquí, en el club de ocultismo, la exploramos de una manera que otros no se atreverían. Buscamos el límite entre lo que es puro y lo que puede ser… corrompido.

 

Jake sintió un escalofrío recorrerle la espalda. Corrompido… Esa palabra resonó en su mente, recordándole el oscuro poder que había sentido en el prólogo de su vida, cuando un ejército de entidades oscuras destruyó Aetheria. ¿Es posible que haya una conexión?

 

—¿Y por qué te interesa participar en el torneo? —preguntó Jake, forzando su voz a mantenerse firme.

 

Raven dejó escapar una risa baja y casi sarcástica.

 

—El torneo es una oportunidad. Una oportunidad para probar los límites de lo que sabemos. Y quizás, para aquellos que están listos, descubrir algo más allá de lo que la academia nos enseña.

 

Sophia frunció el ceño, sintiendo que había algo que Raven no estaba diciendo.

 

—¿Algo más allá?

 

Raven inclinó la cabeza ligeramente.

 

—Energía Estelar… Corrupta o pura, sigue siendo poder. Y el poder siempre atrae a aquellos que buscan dominarlo. Quizás incluso a aquellos que creen que pueden controlarlo… o destruirlo.

 

Jake sintió que sus sospechas se confirmaban. Este torneo… no es solo una competencia de artes marciales mixtas. Hay algo más en juego. Algo que podría ser mucho más peligroso de lo que imaginábamos.

 

—Tengan cuidado —advirtió Raven, con una seriedad que no había mostrado antes—. No todos los que participen en el torneo lo harán por honor o gloria. Algunos tienen sus propios objetivos… y esos objetivos pueden no ser tan nobles como parecen.

 

Jake asintió lentamente, entendiendo la gravedad de las palabras de Raven.

 

—Gracias por el consejo —dijo finalmente—. Pero no podemos quedarnos al margen. Queremos saber más… y estar preparados.

 

Raven los miró por un largo momento, evaluando su determinación, antes de finalmente asentir.

 

—Muy bien. Les diré esto… Si realmente quieren saber lo que está en juego, busquen la Llama Eterna en el templo abandonado, más allá del Bosque de las Sombras. Allí encontrarán respuestas… pero también podrían encontrar algo más de lo que buscan.

 

Sophia abrió la boca para preguntar más, pero Raven levantó una mano, deteniéndola.

 

—Eso es todo lo que les diré por ahora. Tengan cuidado, niños. No todos los caminos llevan a un destino seguro.

 

Con esa advertencia, Raven dio media vuelta y volvió con los otros miembros del club, dejándolos a ambos con más preguntas que respuestas.

 

Jake y Sophia salieron de la sede del club de ocultismo con la mente llena de preguntas y una inquietud creciente en sus corazones. Mientras caminaban de regreso hacia el edificio principal de la academia, la atmósfera a su alrededor parecía más pesada, como si el aire mismo estuviera cargado de presagios oscuros.

 

—¿De verdad crees que deberíamos ir al Bosque de las Sombras? —preguntó Sophia, rompiendo el silencio que había caído entre ellos.

 

Jake miró al frente, con la vista perdida en el horizonte. La Llama Eterna…, pensó. El nombre evocaba algo antiguo, algo poderoso y peligroso. Pero si querían entender lo que estaba en juego en el torneo, y lo que Raven había insinuado sobre la Energía Estelar corrompida, no tenían otra opción.

 

—Sí —respondió finalmente, con una determinación renovada—. No podemos ignorarlo. Algo me dice que lo que encontremos allí nos ayudará a comprender lo que está pasando… y lo que podría venir después.

 

Sophia asintió lentamente, aceptando la decisión de Jake. Sabía que él tenía una intuición especial para estas cosas, una conexión más profunda con la Energía Estelar que aún no comprendía del todo.

 

Al llegar al edificio principal, notaron que los pasillos estaban inusualmente vacíos. El anuncio oficial del Gran Torneo Estelar iba a hacerse en breve, y todos los estudiantes se habían congregado en el auditorio. Jake y Sophia se apresuraron hacia allí, ansiosos por escuchar los detalles.

 

El auditorio estaba lleno a rebosar cuando llegaron, con estudiantes hablando en susurros emocionados. En el escenario, el director de la academia, un hombre de mediana edad con una imponente presencia estaba de pie junto a un enorme cartel que mostraba las palabras "Gran Torneo Estelar: La Cumbre del Poder".

 

El director levantó una mano para pedir silencio, y el murmullo en el auditorio se desvaneció lentamente. Con una voz fuerte y clara, comenzó su discurso.

—Estudiantes de la Academia Altamira de Solaria, me complace anunciar el evento que todos han estado esperando. El Gran Torneo Estelar se celebrará en un mes, y será una oportunidad única para demostrar sus habilidades, su valor y, sobre todo, su dominio de la Energía Estelar.

 

Un murmullo de emoción recorrió la sala, y el director continuó.

 

—Este año, el torneo será aún más especial. Hemos decidido abrir la participación no solo a los estudiantes avanzados, sino también a aquellos de menor edad que demuestren un control excepcional de la Energía Estelar. ¡Cualquiera puede inscribirse y probar su fuerza en la arena!

 

Jake sintió que su corazón latía con fuerza. Esto es lo que esperaba…, pensó. Una oportunidad para demostrarme a mí mismo, para enfrentar algo más grande que yo.

 

—Pero deben saber —añadió el director, con un tono más sombrío— que este no es solo un torneo de combate. Es una prueba de carácter, de fortaleza interna y de la capacidad de resistir a las tentaciones del poder. La Energía Estelar, como muchos de ustedes saben, es un arma de doble filo. Quienes busquen corromperla encontrarán que es su propia destrucción lo que obtienen.

 

Jake intercambió una mirada significativa con Sophia. Las palabras del director parecían resonar con lo que Raven les había dicho. ¿Cuánto sabe la academia sobre el peligro de la Energía Estelar corrompida?

 

—Finalmente —anunció el director, atrayendo nuevamente la atención de todos—, me complace anunciar que, para este torneo, tendremos un patrocinador muy especial. Alguien que ha demostrado un interés particular en el talento joven de nuestra academia. Por favor, denle la bienvenida a nuestro benefactor, el señor Zephyr Blackthorn.

 

El nombre cayó como una bomba en el auditorio. Los murmullos comenzaron a propagarse entre los estudiantes, mezclados con miradas curiosas y sorprendidas. Jake sintió un extraño malestar en el estómago al escuchar ese nombre, aunque no sabía por qué. ¿Quién será este tipo?, pensó, tratando de calmar la incomodidad que lo invadía.

 

Un hombre alto y elegante, con una presencia tan imponente como siniestra, apareció en el escenario. Lo que capturó de inmediato la atención de todos fue la máscara que llevaba puesta. Era una máscara negra, con unas grietas iluminadas por un aura púrpura, cubriendo completamente su rostro, excepto por unos ojos oscuros e intensos que parecían absorber todo a su alrededor. Vestía un traje negro impecable, y su postura denotaba una calma perturbadora.

 

Jake sintió que el aire a su alrededor se volvía más denso, como si la energía en la sala se corrompiera sutilmente con la aparición de aquel hombre. ¿Por qué lleva una máscara? Jake no podía apartar la vista de esa siniestra pieza. Algo en su mente le decía que era extraño, que no tenía sentido, que nadie debería aparecer así en un lugar como ese. ¿Qué está escondiendo? ¿Por qué no muestra su rostro?

 

Zephyr tomó el micrófono y habló con una voz suave, pero que resonaba con una autoridad innegable, haciendo que el silencio en la sala se volviera aún más profundo.

 

—Es un honor para mí poder apoyar a la próxima generación de talentos en la academia Altamira de Solaria. Espero que este torneo revele no solo a los más fuertes, sino también a aquellos con el verdadero potencial para dominar la Energía Estelar en su máxima expresión.

 

Jake apretó los puños, sintiendo una punzada de dolor en su cabeza. La máscara… había algo en ella que lo inquietaba profundamente. ¿Por qué no se la quita? El malestar creció, y Jake luchó por mantener la compostura. Esto no tiene sentido… ¿quién es este hombre realmente?

Zephyr continuó hablando, su tono era calmado, pero con un trasfondo casi hipnótico.

 

—Nos vemos en la arena, jóvenes guerreros. Y recuerden… el poder verdadero no reside solo en la fuerza física, sino en la capacidad de controlar su propia oscuridad.

 

Con esas palabras, Zephyr se retiró del escenario, dejando un rastro de silencio incómodo a su paso. Jake sintió un alivio momentáneo cuando la figura enmascarada desapareció de la vista, pero las preguntas que esa máscara había suscitado en su mente seguían ahí, ardientes e insistentes.

 

El director retomó el micrófono, tratando de devolver un poco de normalidad al ambiente tenso.

 

—Eso es todo por ahora, estudiantes. Las inscripciones para el torneo estarán abiertas desde mañana. ¡Que comience la preparación!

Los estudiantes comenzaron a levantarse de sus asientos, susurrando entre ellos sobre el extraño patrocinador. Jake permaneció inmóvil, tratando de asimilar lo que acababa de ocurrir. Sophia, a su lado, parecía igual de perpleja.

 

—Jake… —susurró Sophia, su voz temblando ligeramente—. Ese hombre… ¿qué crees que esconde?

 

Jake cerró los ojos por un momento, intentando calmar el extraño dolor de cabeza que lo acosaba desde que Zephyr había aparecido. No lo sé, pero tengo que averiguarlo.

 

—No tengo idea, Sophia. Pero algo me dice que no es alguien que esté aquí solo para observar. Hay algo raro en él, y no puedo quitármelo de la cabeza.

 

Sophia asintió, su expresión reflejaba la misma preocupación que sentía Jake.

 

—¿Y qué hacemos ahora?

 

Jake respiró profundamente, intentando recuperar el control de sus pensamientos.

 

—Nos preparamos, Sophia. Nos preparamos para lo que venga. Este torneo ya no es solo una competencia… hay algo más grande en juego, y vamos a averiguar qué es.

 

Sophia asintió con firmeza.

 

—Estoy contigo, Jake. Pase lo que pase.

 

Jake la miró con seriedad, agradecido por su apoyo.

 

—Gracias. Vamos a entrenar más duro que nunca… y mientras lo hacemos, averiguaremos más sobre Zephyr Blackthorn y su maldita máscara.

 

Con una última mirada al escenario vacío, Jake y Sophia salieron del auditorio, listos para enfrentar el desafío que se avecinaba, conscientes de que el enigma que rodeaba a Zephyr podría ser solo el comienzo de algo mucho más oscuro.