Parte 4
Meses Después - Las Preliminares del Gran Torneo Estelar
El día de las preliminares del Gran Torneo Estelar había llegado finalmente. Después de meses de preparación y entrenamiento, la Academia Altamira de Solaria era un hervidero de actividad y emoción. Estudiantes de todas las edades, ansiosos y determinados, se reunían en la enorme arena que la academia había preparado especialmente para el evento. Las gradas estaban llenas de espectadores: compañeros de clase, profesores y figuras notables del mundo de las artes marciales mixtas.
Jake Evernight, con los puños y el corazón acelerado, se encontraba en una sala de espera junto a los otros participantes. Sentía la tensión en el aire, una mezcla de nervios y anticipación. A su lado, Sophia Johnson, su compañera y amiga cercana, también se preparaba mentalmente para su combate preliminar. Ambos habían entrenado sin descanso, empujando sus límites en cada oportunidad, motivados por un deseo compartido de demostrar su valía.
Este es el momento por el que hemos trabajado tanto, pensó Jake, tratando de calmar la tormenta de pensamientos que lo invadían. Todo lo que hemos hecho nos ha llevado a este punto.
Sophia, por su parte, estaba más nerviosa que nunca. Aunque su confianza había crecido en los últimos meses, sabía que enfrentarse a los mejores luchadores de la academia no sería fácil. Aun así, estaba decidida a dar lo mejor de sí.
—Jake —dijo Sophia en voz baja, rompiendo el silencio—, pase lo que pase ahí afuera… gracias por todo. No sé si podría haber llegado tan lejos sin ti.
Jake le dio una sonrisa tranquilizadora, aunque en su interior también sentía una presión enorme. Sabía que el torneo no sería solo una prueba de habilidad, sino también de carácter. Ambos estaban a punto de enfrentar desafíos que pondrían a prueba no solo su fuerza física, sino su determinación y su conexión con la Energía Estelar.
—Sophia, has entrenado duro. Estamos listos para esto. Solo recuerda mantener la calma y confiar en lo que hemos aprendido.
Antes de que pudieran seguir hablando, un anuncio resonó en los altavoces de la arena, llamando a los participantes a la arena principal. Jake y Sophia intercambiaron una última mirada, llena de determinación, y se dirigieron hacia la salida que los llevaría al escenario de su primera gran prueba.
La arena estaba iluminada por una luz brillante que parecía casi celestial. El suelo, cubierto por un material especial diseñado para resistir los impactos más poderosos, reflejaba la energía contenida de los combatientes que se enfrentaban. Alrededor, las gradas vibraban con la expectación de los espectadores, que esperaban ver a los mejores de la academia demostrar su destreza.
Jake y Sophia se separaron al llegar a la arena, cada uno yendo hacia su respectivo lado, donde comenzarían sus preliminares. Jake observó cómo Sophia se alejaba, y una sensación de inquietud se apoderó de él. Había algo en el aire, algo que no podía identificar, pero que le hacía sentir que las cosas no serían tan simples como esperaban.
El Primer Combate de Sophia
Sophia se encontraba ahora en su propia zona de combate, enfrentándose a su oponente, un estudiante alto y musculoso que parecía tener el doble de su tamaño. La audiencia a su alrededor estaba en silencio, esperando que comenzara la acción.
—¿Lista? —le preguntó el árbitro, un profesor de la academia que vigilaba el combate.
Sophia asintió, tomando una postura defensiva. Sentía cómo la Energía Estelar fluía a través de su cuerpo, dándole la confianza necesaria para enfrentarse a su oponente. Sin embargo, cuando el árbitro dio la señal de inicio, algo inesperado sucedió.
—¡Espera! —gritó el árbitro, deteniendo el combate antes de que comenzara. Su voz resonó en toda la arena, y todos los ojos se volvieron hacia él.
Sophia, confundida, bajó la guardia, sin entender lo que estaba pasando.
—Lamento informarte, Sophia Johnson —dijo el árbitro, con un tono que mezclaba sorpresa y decepción—, pero has sido descalificada.
El mundo de Sophia se derrumbó en ese instante. La noticia golpeó su mente como un martillo, dejando un vacío doloroso en su pecho.
—¿Qué…? —balbuceó, incapaz de procesar lo que acababa de escuchar—. ¿Por qué?
El árbitro levantó una hoja de papel, donde estaba impreso el reglamento del torneo.
—Regla 17B —leyó en voz alta—: Todos los participantes deben haber completado la prueba de control básico de Energía Estelar para calificar en las preliminares. Según nuestros registros, no completaste dicha prueba.
Sophia sintió que su visión se nublaba. ¿Cómo pudo haber pasado esto? Pensaba que había cumplido con todos los requisitos, que había hecho todo lo necesario para estar allí. La vergüenza y la frustración comenzaron a burbujear dentro de ella, una mezcla tóxica de emociones que amenazaba con desbordarse.
—¡Eso no es posible! —gritó Sophia, su voz quebrándose—. ¡Yo… yo me preparé para esto! ¡He entrenado tan duro como todos los demás!
El árbitro se veía incómodo, pero su decisión era inamovible.
—Lo siento, Sophia. Las reglas son claras, y no podemos hacer excepciones. Debes abandonar la arena.
Las palabras del árbitro resonaron en su mente, golpeando una y otra vez como un eco cruel. Sentía cómo las lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos, pero no quería derrumbarse allí, frente a todos. La humillación era demasiado grande, pero aún más grande era la ira que sentía contra sí misma.
¿Cómo pude ser tan descuidada?, pensó, mientras daba un paso atrás, incapaz de mover las piernas con normalidad. Todo este esfuerzo… ¿todo para nada?
Los espectadores en las gradas comenzaron a susurrar entre ellos, algunos con expresiones de compasión, otros simplemente indiferentes. Pero para Sophia, el ruido era ensordecedor. Cada murmullo se sentía como un cuchillo, cortando profundamente en su autoestima.
Finalmente, con el rostro enrojecido y las lágrimas comenzando a caer, Sophia se dio la vuelta y salió corriendo de la arena, sin mirar atrás. Cada paso que daba era una puñalada de dolor, cada latido de su corazón un recordatorio de su fracaso.
Jake, que había estado observando desde su propio lado de la arena, sintió que algo se rompía dentro de él al ver a Sophia marcharse así. No puede terminar de esta manera, pensó, apretando los puños con frustración. Esto no debería estar pasando.
El Combate Final Preliminar
Las preliminares continuaron, pero Jake apenas podía concentrarse. La imagen de Sophia, destrozada por la descalificación, seguía rondando en su mente. Sin embargo, sabía que no podía permitirse distraerse; su combate final preliminar estaba por comenzar, y su oponente no era otro que Raven, el misterioso líder del club de ocultismo.
Jake entró en la arena, donde Raven ya lo esperaba. A diferencia de los demás combates, este tenía una atmósfera extraña, casi irreal. Los espectadores estaban en silencio, expectantes, como si intuyeran que algo fuera de lo común estaba a punto de suceder.
Raven estaba de pie al otro lado de la arena, con la mirada fija en Jake. Sus ojos oscuros parecían ocultar secretos profundos, y su expresión era tan enigmática como siempre. Jake podía sentir la intensidad de su presencia, una energía que no había sentido antes, como si algo en Raven hubiera cambiado desde la última vez que se vieron.
—Jake Evernight —dijo Raven, con una voz baja pero clara, que resonó en la arena—. Finalmente nos enfrentamos.
Jake asintió, adoptando una postura defensiva. Este es el momento que estaba esperando, pensó, tratando de bloquear todas las distracciones. Todo lo que hemos pasado hasta ahora nos ha llevado a este punto.
El árbitro se colocó entre ellos, levantando la mano para dar la señal de inicio.
—Que comience el combate.
Pero antes de que el árbitro pudiera bajar la mano, Raven levantó la suya, deteniéndolo.
—Espera —dijo, con una calma que contrastaba con la tensión en la arena—. No pelearé hoy.
Jake parpadeó, confundido.
—¿Qué estás diciendo? —preguntó, sin bajar la guardia—. Este es el combate final preliminar. No puedes simplemente retirarte.
Raven lo miró fijamente, con una expresión que era imposible de leer.
—Tengo mis razones, Jake. No te preocupes por mí. Clasificarás para la siguiente ronda.
El árbitro, sorprendido, miró a Raven, esperando alguna explicación. Pero Raven simplemente sacudió la cabeza, como si la cuestión estuviera zanjada.
—Me retiro —repitió, con una convicción inquebrantable—. Jake avanza.
El público comenzó a murmurar, desconcertado por lo que acababa de ocurrir. Jake, aún en shock, no sabía cómo reaccionar. ¿Por qué?, pensó. ¿Por qué haría algo así?
Raven se giró lentamente, dirigiéndose hacia la salida de la arena, dejando a todos en un estado de confusión total. No ofreció ninguna explicación, ningún motivo para su decisión. Simplemente se fue, desapareciendo en las sombras del túnel.
Jake se quedó solo en el centro de la arena, con más preguntas que respuestas. La victoria no sabía cómo debería, y el enigma que rodeaba a Raven solo hacía que el triunfo se sintiera aún más vacío.
Mientras el árbitro levantaba su brazo, declarando a Jake el ganador por default, el joven luchador no pudo evitar sentir una inquietud creciente en su interior. Esto no ha terminado, pensó, mirando el lugar donde Raven había desaparecido. Hay algo más detrás de todo esto… algo que aun no entiendo.
El silencio en la arena era tangible, como si todos los presentes estuvieran esperando que algo más ocurriera. Pero nada sucedió. Raven se había ido, dejando tras de sí un misterio que solo Jake podría resolver en su debido momento.
Y así, con más incógnitas que certezas, Jake avanzó a la siguiente ronda del Gran Torneo Estelar, sin saber que el verdadero desafío estaba aún por llegar.