La semana transcurrió con una calma engañosa en la mansión. Raiser y Merlin continuaban su entrenamiento, pero el ambiente se tornó sombrío cuando un incidente trágico sacudió la comunidad mágica. Una nekomata, conocida por su lealtad y poder, había enloquecido y asesinado a su dueño en un ataque brutal. La noticia se esparció como un reguero de pólvora, llenando de temor a los habitantes de la región.
Raiser sintió un escalofrío de emoción recorrer su espalda al escuchar el relato. En su vida anterior sabia que causo esto, había sabido de cómo la manipulación y el abuso podían llevar a seres mágicos a la locura y sobretodo si amenazan a tu hermana pequeña. Recordaba historias sobre las hermans nekomata y desidio no perder la oprtuniad. "Merlin", dijo con seriedad, "esto no es solo un accidente. Hay algo más detrás de esto".
Merlin lo miró y al saber lo que pensaba tras un año juntos, ella le sonrió con complicidad. "¿Qué crees que está sucediendo?"
"El antiguo dueño de esa nekomata… tenía ambiciones oscuras", explicó Raiser mientras recordaba fragmentos de su pasado. "Recuerdo vagamete el proyecto llamado 'Super Demonio', donde buscaban crear seres aún más poderosos para derrocar a los gobernantes del Inframundo y creo saber donde esta kuroka".
Con ayuda de Hechizos de localización de parte de merlin encontraron su objetivo rápidamente, ella estaba moribunda en medio de heridas y su propia sangre. Raiser miró a Merlin, quien sonrió cálidamente hacia la joven nekomata. "¿Me puedo quedar con el gatito?", raiser la miro y respondió sin dudarlo. "La mansión siempre tendrá espacio para quienes necesiten ayuda".
Kuroka despertó lentamente, sintiendo el suave roce de una manta sobre su piel. La luz del sol se filtraba a través de las cortinas, iluminando la habitación con un brillo cálido. Confundida, se incorporó un poco y miró a su alrededor. Estaba en una habitación lujosa, decorada con elegancia, pero lo que más le llamó la atención fue su propio cuerpo: no había heridas visibles, solo una piel suave y sin cicatrices.
"¿Dónde estoy?" murmuró para sí misma, tratando de recordar cómo había llegado allí. Su mente estaba nublada por el dolor y el miedo que había sentido antes de perder el conocimiento.
De repente, la puerta se abrió y Raiser entró en la habitación, seguido de cerca por Merlin. Kuroka sintió un escalofrío recorrer su espalda al ver a Raiser; su arrogancia era palpable, pero había algo en su mirada que le decía que no estaba allí para hacerle daño.
"Ah, finalmente despiertas kuroka", dijo Raiser con una sonrisa arrogante. "Te encontré en un estado lamentable. No podía dejar que te mataran así como así."
Kuroka frunció el ceño, recordando los eventos que la habían llevado hasta ese momento. "¿Por qué me ayudaste? Soy una fugitiva… asesina."
Merlin se acercó y cruzó los brazos, observándola con curiosidad. "Porque todos merecen una segunda oportunidad. Y tú… tienes potencial."
Raiser asintió con aprobación. "Exacto. Además, tengo mis propios planes y creo que podrías ser útil en ellos."
Kuroka se sintió incómoda ante sus palabras. "¿Útil? ¿Para qué?"
"Para demostrarle a este mundo la grandeza de la casa Phoenix", respondió Raiser con confianza. "Y quizás… para ayudarte a encontrar a tu hermana."
Las palabras resonaron en Kuroka como un eco lejano. La idea de volver a ver a su hermana era tentadora, pero también peligrosa. "No puedo confiar en ti", dijo ella con desconfianza.
Raiser se encogió de hombros. "No necesitas confiar en mí ahora mismo. Solo necesitas recuperarte." Se giró hacia Merlin y le hizo un gesto para que salieran.
"Descansa kuroka", dijo Merlin mientras salía detrás de Raiser. "Tendrás muchas preguntas más tarde."
Kuroka se quedó sola en la habitación, sintiendo una mezcla de confusión y esperanza. Tal vez este ellos la ayudarían … o tal vez solo estaba caminando hacia su propia perdición.
Raiser y Merlin se encontraban en una sala privada de la mansión Phoenix, un lugar donde podían hablar sin ser interrumpidos. La atmósfera era tensa mientras discutían sus próximos pasos.
"Necesitamos pruebas concretas de lo que hacía el amo de Kuroka", dijo Merlin, cruzando los brazos debajo de sus modestos pechos y con una expresión seria. "No podemos simplemente acusarlo sin evidencia."
Raiser asintió, su mente trabajando a toda velocidad tratand de recordar información de su vida pasada. "Sé exactamente dónde buscar. Hay un lugar donde solía llevar a sus… sujetos de prueba. Si encontramos algo allí, podremos demostrar que no solo era un monstruo, sino que también amenazaba a la sociedad demoniaca."
Merlin levantó una ceja. "¿Y cómo planeas hacerlo? No podemos entrar y secuestral gente....bueno aun no podemos."
Raiser sonrió con arrogancia. "Tengo mis métodos cariño."
Tras decir eso en un destello de luz aparecen en unas ruinas el territorio Naberius y al rebuscar en su memoria y recordar al un magizoologo Raiser recordo 'Appare Vestigium' Con eso, podian ver las huellas mágicas que dejaron atrás.
Merlin lo observó con interés, ambos compartia una conexión mental y ella vio esos recuerdos. "Eres más astuto de lo que pareces, Raiser. Pero ten cuidado; si hay alguna trampa o protección mágica en ese lugar, podrías terminar en problemas."
"Lo sé", respondió él con confianza. "Pero no tengo intención de fallar." Con un movimiento decidido, Raiser cerró los ojos y comenzó a concentrarse. Las palabras del hechizo fluyeron de sus labios como un murmullo antiguo.
"Appare Vestigium…"
Un resplandor azul comenzó a emanar de su mano mientras una serie de imágenes flotantes aparecían ante ellos. Las visiones mostraban escenas horribles: el amo de Kuroka realizando experimentos inhumanos en seres vivos, torturando a aquellos que se habían atrevido a desafiarlo y amenazando con hacer lo mismo con Kuroka y su hermana.
Merlin observó las imágenes con creciente horror. "Esto es… repugnante", murmuró ella, sintiendo una mezcla de ira y tristeza por lo que había sufrido Kuroka.
Raiser se disgustada al ver las atrocidades cometidas por el amo. "Agradecer que kuroka fue rápida...yo lo desoyaria vivo y se lo dejaria a los buitres", dijo con desdén. "Debemos actuar rápido antes de que la situación empeore y no me pueda quedar con kuroka."
Ambos se miraron, sabiendo que estaban en el camino correcto pero también conscientes del peligro que enfrentaban. Sin perder tiempo, decidieron separarse para cubrir más terreno en su búsqueda.
"Nos reuniremos aquí después", dijo Raiser mientras se dirigía hacia la puerta. "Ten cuidado."
"Lo mismo digo", respondió Merlin antes de salir por otra entrada.
Mientras Raiser avanzaba hacia el lugar del asesinato, su mente estaba llena de pensamientos sobre Kuroka y su hermana. Sabía que debía actuar rápidamente para que su nuevo miembros quedaran libres.
Al llegar al sitio empezó a buscar. Concentrándose en el hechizo aún activo dentro de él, comenzó a buscar pistas sobre los horrores que habían tenido lugar allí…
Raiser se movía con cautela por el lugar, sintiendo una extraña energía en el aire. Concentrándose en el hechizo de "Appare Vestigium", notó un brillo tenue que lo guiaba hacia una pared aparentemente normal. Sin dudarlo, utilizó su fuerza para romper el hechizo que ocultaba la entrada.
La pared se desvaneció como si nunca hubiera existido, revelando una habitación oscura y polvorienta. Al entrar, Raiser encendió una pequeña esfera de luz mágica que iluminó el espacio. Su corazón latía con fuerza mientras exploraba el lugar, encontrando estanterías llenas de documentos y libros antiguos.
Al revisar los papeles, sus ojos se abrieron de par en par al leer uno en particular. El documento mencionaba a Kuroka y Shirone, describiendo su linaje como Nekoshou, fruto de la unión entre una Nekoshou llamada Fujimai y un investigador humano. La historia era trágica: tras perder a sus padres, las hermanas fueron acogidas por un demonio sin nombre de la rama familiar de la Casa de Naberius.
"Así que fue así como terminaron en esa situación", murmuró Raiser para sí mismo, sintiendo una mezcla de compasión y rabia. Pero lo que realmente le impactó fue lo siguiente: Kuroka se había reencarnado como obispo del diablo utilizando cuatro Evil Pieces.
Mientras continuaba leyendo, Raiser encontró más información sobre el oscuro pasado del amo de Kuroka. Todos asumían que ella había matado a su maestro debido a un ataque de locura provocado por sus propios poderes. Sin embargo, la verdad era mucho más sombría: Kuroka había asesinado a su amo para proteger a Shirone de las horribles pruebas a las que él intentaba someterla y lo mas trágico es que el era su padre, siguió indagando y interesado por este nuevo lore y antes de irse encontró mas carpetas ocultas.
"¿Pruebas para qué?" pensó Raiser mientras hojeaba más documentos. Las páginas estaban llenas de notas sobre experimentos destinados a crear un "Super Devil". Cada bitácora y carta confirmaban que el amo estaba involucrado en una conspiración para desarrollar armas contra los actuales Maōs y etre ellas avia planes para clonar miembros de la casa Phoenix y crear una granga de lágrimas.
Raiser sintió cómo la ira comenzaba a burbujear dentro de él. No solo había sido un monstruo; había estado tratando de jugar las vida de su famila para sus propias ambiciones. "No puedo dejar que esto quede impune", pensó con odio y sonriendo miro el estado de finanzas por parte de la familia Naberius.
Con cada nuevo descubrimiento, Raiser comprendió mejor las decisiones difíciles que Kuroka había tenido que tomar. Ella no era simplemente una asesina; era una hermana dispuesta a hacer lo necesario para proteger a su familia.
Decidido a llevar esta información de vuelta y a espera de Merlin con mas evidencia, Raiser comenzó a recopilar los documentos más relevantes. Sabía que necesitaban pruebas sólidas para culpar al demonio responsable de todo esto.
Mientras salía apresuradamente de la habitación oculta, sintió un pitido.
*misión*
Alguen tene que pagar los platos rotos: la casa Naberius patrosinava a un trasgresor a la casa Phoenix. Como el esta muerto los patrocinadores tiene que pagar.
"Jejeje creo que ya se quién son my objetivos". Raiser se reunió con Merlin en un rincón apartado de la mansión Phoenix. La tensión en el aire era palpable mientras él le mostraba los documentos que había encontrado.
"Esto es más grave de lo que pensábamos", dijo Raiser, extendiendo las hojas frente a ella. "El amo de Kuroka estaba involucrado en experimentos horribles para crear un 'Super Devil' y un comolot contra la casa Phoenix."
Merlin examinó los documentos con atención, sus ojos ampliándose a medida que leía. "Esto es evidencia contundente. Si se lo entregamos a los Maōs, podrían tomar medidas contra él y su familia."
"Exactamente", respondió Raiser, sintiendo una mezcla de venganza y diversión. "Pero hay algo más que quiero discutir contigo."
Después de compartir sus hallazgos, Raiser decidió que era hora de hablar con su padre sobre Kuroka. Sabía que su familia tenía una reputación que mantener y que la situación requería un enfoque cuidadoso.
Al llegar al despacho de su padre, Raiser respiró hondo antes de entrar. El ambiente era solemne; su padre estaba revisando documentos cuando levantó la vista al verlo.
"Raiser, ¿qué te trae aquí?" preguntó lord Phoenix, notando la seriedad en el rostro de su hijo.
"Padre, necesito hablarte sobre la chica Kuroka que traje ayer", comenzó Raiser, sintiendo el peso de sus palabras. "He descubierto información crucial sobre ella y la situación. Ella no es solo una fugitiva; es una víctima de su propio padre y este tambie estaba conspirando con la casa Naberius en contra de la casa Phoenix."
Su padre frunció el ceño, interesado pero cauteloso. "¿Qué quieres decir?"
Raiser explicó todo lo que había aprendido: el linaje de Kuroka como Nekoshou y Naberius, las atrocidades cometidas por su amo/padre y cómo había asesinado a este para proteger a su hermana Shirone y como econtro todos los archivos del proyecto ordeño de Phoenix. A medida que hablaba, vio cómo la expresión de su padre cambiaba de comprensión a odio profundo.
"Quiero conservar a Kuroka dentro de mi nobleza", continuó Raiser con firmeza. "No solo porque tiene potencial como nobleza, si no que es una pieza clave, despues de todo que mejor que una Naberius de su misma sangre para castigarlos ."
El viejo Phoenix se quedó en silencio por un momento, sopesando las palabras de su hijo. Finalmente asintió lentamente. "Entiendo tu perspectiva, Raiser. Pero esto no será fácil. La familia Phoenix tiene estándares altos y debemos considerar las implicaciones políticas."
"Lo sé", respondió Raiser rápidamente. "Pero si logramos presentar las pruebas ante los Maōs y demostrar que Kuroka fue víctima, podríamos cambiar la narrativa a nuestro favor y podemos pedir retribución a la familia Naberius al patrosinar a alguen que planeaba dañar a Phoenix."
Su padre lo miró fijamente antes de suspirar. "Está bien. Te apoyaré en esto. Pero primero debemos asegurarnos de que esas pruebas lleguen a manos adecuadas."
Raiser sonrió contento y sacó los documentos nuevamente para entregárselos a su padre. "Aquí están las pruebas que encontré en el lugar del asesinato del padre de Kuroka."
El Lord examinó los papeles con atención antes de mirar a su hijo nuevamente. "Haré arreglos para presentarlos ante los Maōs lo antes posible."
Raiser salió del despacho de su padre, sintiéndose más ligero. Había dado un paso importante hacia la liberación de Kuroka, pero aún quedaba mucho por hacer. Con una sonrisa arrogante, se dirigió a su habitación, donde sabía que Kuroka estaba descansando.
Al abrir la puerta, encontró a Kuroka sentada en la cama, con una expresión preocupada en su rostro. Sus ojos se iluminaron al verlo entrar, pero rápidamente volvieron a nublarse por la ansiedad.
"Kuroka", dijo Raiser con suavidad mientras se acercaba. "Necesito que me escuches."
Ella asintió, pero su mirada seguía llena de incertidumbre. "¿Qué ha pasado?"
Raiser tomó una respiración profunda antes de hablar. "He encontrado pruebas que demuestran que no eres culpable de lo que sucedió. Tu amo… él era un monstruo y tú solo actuaste para proteger a tu hermana."
Kuroka parpadeó, sorprendida por sus palabras. "¿De verdad? ¿Entonces estoy libre de cargos?"
"Sí", respondió Raiser con firmeza. "Pero hay algo más que quiero decirte." Se inclinó un poco más cerca, mirándola directamente a los ojos y susurando en su oído. "A partir de hoy, serás parte de mi nobleza y mi mujer."
Las palabras resonaron en el aire como un eco poderoso. Kuroka la paralizo una placetera de electricidad por su cuerpo, incapaz de procesar lo que acababa de escuchar. "¿Qué? Raiser-sama, eso es… eso es demasiado."
"No es demasiado", insistió él con convicción. "Te he visto luchar y sacrificarte por tu hermana. No solo mereces una segunda oportunidad; mereces un lugar donde puedas ser feliz y segura, además no me esforze para nada ."
Kuroka sintió cómo las lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos. La idea de ser aceptada y valorada era algo que nunca había imaginado posible después de todo lo que había pasado.
"Pero… ¿y Shirone?" preguntó ella con preocupación. "No sé dónde está ni qué le ha pasado desde que nos separaron."
Raiser frunció el ceño al recordar la situación actual de Shirone a manos de rias gremory. "Entiendo tu preocupación. Ella está en manos de los Gremory ahora mismo, y no podemos hacer nada hasta que tengamos más información sobre su estado y probablemente la heredera ya la alla convertido en su nobleza."
Kuroka bajó la mirada, sintiéndose impotente ante la situación. "No puedo dejarla sola…"
"Lo sé", dijo Raiser suavemente mientras tomaba su mano entre las suyas. "Haremos todo lo posible para reunirlas nuevamente. Pero primero necesitamos asegurarnos de que estés a salvo y protegida aquí."
Kuroka asintió lentamente, sintiendo una mezcla de esperanza y miedo en su corazón. La idea de ser parte de la nobleza Phoenix era abrumadora, pero también representaba una oportunidad para comenzar de nuevo.
"Gracias, Raiser-sama", murmuró ella finalmente, sus ojos brillando con gratitud. "No sé qué haría sin ti."
"No muncho, pero hay mejores maneras de agradecerme". Raiser se acercó a Kuroka, la cual sintie cómo su corazón latía con fuerza al mirarlo a los ojos.
"¿Estás segura de esto?" preguntó élla, su voz baja y suave, mientras las manos de Raiser se acariciaban delicadamente el rostro de Kuroka. Ella asintió, sus labios temblando ligeramente ante la cercanía.
Sin más palabras, Raiser inclinó su cabeza hacia ella, capturando sus labios en un beso lleno de deseo. Al principio fue suave, como si ambos estuvieran explorando el territorio desconocido. Pero pronto, la pasión comenzó a arder entre ellos.
Kuroka respondió al beso con fervor, sus manos se deslizaron por el pecho de Raiser, sintiendo la firmeza de su cuerpo bajo sus dedos. La calidez de su piel la envolvía como un abrigo reconfortante. Se separaron brevemente para mirarse a los ojos, buscando la aprobación del otro antes de dejarse llevar nuevamente.
Raiser tomó la iniciativa, inclinándose hacia adelante para profundizar el beso. Sus labios se movían en perfecta sincronía mientras sus lenguas danzaban juntas en un juego sensual. La necesidad crecía entre ellos como una llama inextinguible.
Con un movimiento decidido, Raiser llevó a Kuroka hacia atrás hasta que ella quedó recostada sobre la cama. Él se posicionó sobre ella, apoyando su peso suavemente para no aplastarla. Sus miradas se encontraron nuevamente; había una mezcla de deseo y vulnerabilidad en los ojos de Kuroka que lo hizo sentir aún más atraído hacia ella.
"Hoy no dormiras mi gatita", murmuró Raiser contra sus labios antes de descender lentamente por su cuello, dejando suaves besos que hacían que Kuroka cerrara los ojos y soltara un ligero gemido en forma de nya felino.
Las manos de Kuroka se aferraron a los hombros de Raiser mientras él continuaba explorando su piel con besos ardientes. Cada roce encendía una chispa dentro de ella; cada caricia era un recordatorio de que el haora es su amo y hombre.
"Raiser…" susurró Kuroka con voz entrecortada mientras él deslizaba sus labios hacia abajo, dejando un rastro cálido por su clavícula. "Esto es… increíble."
Él levantó la vista hacia ella, viendo cómo su expresión cambiaba entre placer y anhelo. "Solo quiero joderte mi gatita", respondió él sinceramente antes de volver a capturar sus labios en otro beso apasionado.
Kuroka sintió cómo el mundo exterior desaparecía; solo existían ellos dos en ese momento. Con cada caricia y cada beso compartido, sentía que las barreras que había construido alrededor de su corazón comenzaban a desmoronarse.
Raiser se detuvo por un momento para observarla; quería asegurarse de que estaba lista para aumentar la intensidad. Cuando vio la mirada ardiente en los ojos de Kuroka, supo que estaban listoa para dar ese paso.
Con una mezcla de ternura y deseo desenfrenado, Raiser decendio lentamente asta su húmeda entrada."nyaaaaaaa~...mmhmm". Kuroka se estremece al sentir la lengua intrusa dentro de ella, moviendo su plieges y frotando cada punto sensible."a-amo nya~ me vengo amo, mmmhm...nyaaaaaaa~".
Los muslos de kuroka aprtaron la cabeza de Raiser mietras este bebía plácidamente los jugos de la nekomata y al terminar Kuroka quedó tendida en la cama jadeando por aire tras ese primer orgasmo intenso.
"Prepárate mi gatita, veamos como es la fertilidad Naberius" kuroka fue tomada de sus caderas para ser cargada desde su blando melocoton el cual se derretía en las manos de Raiser. Alineando sus dos miembros Raiser preparó a kuroca y al sentarse el nuevamente en la cama, ella callo con fuerza dejando entrar ambos miembros en ella.
"¡NYAAAAAAAAAA!". Kuroka gritó de placer al ser empalada y llenada por sus dos entradas. La nekomata sentía como la abrían con cada estocada de su amo, Raiser no le dio piedad al golpear sus entrañas y útero con fuerza.
Raiser miro la figura de kiroka,
Su suabe y lechosa piel adornaba su sexy figura, mientras sus firmes pechos de puntas cerezosas rebotaban al ritmo de la cadera de Raiser. "¿Dime Kuroka quien eres?". Preguntó el mientras apretaba su suabe melocoton el cual escuria entre sus dedos.
"¡Soy tu gatita raiser-Sam Nya~, por favor lleneme de leche y déjeme tener a sus gatitos nyaaaaa~!" Kuroka estaba en dicha, siendo solo un objeto de investigación nunca disfrutó el sexo de su anterior amo y asistentes. Pero haora era propiedad de Raiser el cual la llenaba y complacía con cada estocada, dejando en burla las pequeñas pollas de sus captores.
Raiser miró las características felinas de kiroka y no se contuvo con ella. Desde sus orejas, sus mejillas y columna fueron acariciados con deceo y al finalizar el tomo su último punto sensible el cual era la bace de sus colas.
"Mmnyaaaa~, amo hay no es muy sensible, si usted suge y-yo me, ¡NYAAAAAAAA~!".
La mente de kuroka quedó en blanco al igual que sus ojos y lengua de fuera. Raiser disfrutaba lo apretada que Sue puso y de una última estocada lleno su útero y entrañas con espesa y caliente semilla.
Callendo con espasmos y en coma sexual kuroka quedó tendida en la cama mientras una corriente de semilla salía de ella."Descansa mi gatita". Raiser sonrió y se acercó a la puerta para atrapar a sus 3 elfas cachondas las cuales sin ninguna vergüenza seguían metiendo sus dedos en sus coños y antes de que llegarán a él clímax , Raiser tomó a las tres y se las llevó a la cama mientras una merlin risueña llegaba para optener su turno y aunque poca la posibilidad, quedar embarazada.