Me encuentro corriendo debajo de la lluvia, ignorando todo lo que hay a mi alrededor. Los gatos, que alguna vez me acerqué alimentarlos, me persiguen hasta una esquina, ya no puedo distinguir mis lágrimas a causa de la lluvia, mis zapatillas están todas desgastadas y manchadas de lodo, mi uniforme esta todo desaliñado. En estos momentos soy un completo desastre…
Entonces,
¿Por qué me siento tan mal y estúpido?
Me tropiezo con una chica, la cual me insulta por ser tan torpe y lo único que puedo hacer es sentarme en el piso a llorar desconsoladamente, aquella figura femenina me mira con un cierto desagrado y se va. Cierro mis ojos para pensar en qué fue lo que fallé, por qué mi novio me dejó, la verdadera razón de nuestra ruptura. Pero por más que intento evitar las palabras hirientes que me dijo acerca de mi cuerpo, no lo logro; es imposible olvidar sus palabras.
—Maximiliano, lo siento, pero simplemente siento que cada vez engordas más y tocarte me repugna…
Definitivamente Ethan eres un completo bastardo…
Una vez más me perdí en mis pensamientos, mi visión se nubla y en un instante pierdo la conciencia. El sonido de un encendedor me despierta.
—Veo que al fin despiertas— Una mujer de cabello largo rojizo me habla
—¿Por qué me trajiste aquí? No… ¿Cómo me encontraste?
—Pensé que te habías muerto de hipotermia, pero para mí mala suerte aun estabas vivo—chasquea sus dientes
Así es, aquella mujer que lo único que le alegraría en su miserable vida es que me encuentre muerto, se hace llamar Olivia; mi madre, una mujer con un gran estatus y dinero. Odio admitirlo, pero es una buena actriz. Aunque finja tener una vida feliz de madre soltera junto a su hijo único, ambos sabemos que esa "vida feliz" solo es una máscara para evitar rumores que pongan en riesgo su estúpida carrera.
—Hablé con el doctor; mañana te dan de alta. Solo tienes un resfriado. Llamé a Arthur para que te traiga un cambio de ropa, y entonces yo me largo— arregla su vestido y tira la puerta de la habitación.
Miro fijamente la ventana para darme cuenta de que la lluvia aún no paraba. Una vez, alguien me dijo que cuando llueve es porque el cielo está triste, creo que compartimos los mismos sentimientos en estos momentos. Quito la manta que me abrigaba para poder pararme e ir al baño.
—Qué ridículo te vez Max…
Golpeo mi pecho y empiezo a desvestirme. Toco mi cara, mis brazos, mi abdomen, mis muslos; mis manos tocaban absolutamente todo mi cuerpo, lo único que podía pensar era en toda la grasa que habitaba en mi cuerpo.
¿Realmente subí de peso estos últimos meses? ¿Acaso por eso ya no me dabas la atención que en un momento me diste? Cuando tus manos me tocaban todas las noches, ¿te daba asco?
Muchas preguntas y pocas respuestas se podían contestar.
Ethan, realmente me gustas mucho, no puedo odiarte; simplemente no puedo, me empiezo odiar a mí mismo por haberme convertido en esto y por todo lo que tuve que hacerte pasar, los malos ratos. Desde un principio yo fui la causa de toda esta mierda. Si cambio por ti… ¿podremos estar juntos de nuevo? Sí, solo debo perder toda esta grasa que obtuve en los últimos meses… volveremos a vivir nuestro romance juvenil una vez más, solo espérame un poco y no me dejes, no lo hagas Ethan…por favor no lo hagas.
Intento estabilizarme, me abrazo a mí mismo y nuevamente empiezo a sollozar, lo único que puedo pensar es en ti, en tu cabello, tus ojos verdes, tu sonrisa que me conquisto a primera vista, no puedo pensar en nada más que no seas tú; te amo de una manera que nunca ame a nadie, es un sentimiento que experimente por primera vez, gracias a ti.
Aún tengo presente la vez que me declaraste tus sentimientos…
—Max…—tomo mis manos con delicadeza
—Ethan…
—Quiero que escuches lo que diré a continuación—sus ojos se fijan en mi
—Durante todo este tiempo que llevamos siendo amigos, me di cuenta de que me importas mucho, no me gusta verte triste, lo odio, cuando sonríes nerviosamente, mi corazón no deja de latir, es cierto que dije desde un principio que no era gay, pero realmente creo que me gustan los chicos; me gustas tú. No sabes todas las noches que pasé cuestionándome si lo que sentía solo era curiosidad o si solo era un hetero que quería experimentar con otro hombre, pero estaba equivocado, todas las noches no podía dejar de pensar en cómo se sentiría tenerte en mis brazos, tocarte, besarte. No puedo pensar ni siquiera en una mujer, intenté muchas veces pero no, realmente no era alguien que pensaba ser, solo soy un chico que esperaba encontrarte a ti, me enamore de ti, quiero estar a tu lado pase lo que pase, quiero que me ames, me entregues todo tu amor, de la misma forma en que me quiero entregar completamente a ti, solo te pido que me entiendas y me des una oportunidad, la oportunidad de hacerte feliz. Olvídate de todos, solo seamos tú y yo, los dos, nosotros dos…
Fui feliz en ese entonces con tus hermosas palabras, pasamos muchas dificultades juntos, cuando todo se veía perdido tu intentabas todo por nuestro amor, ese amor humilde que prometimos cuidar a toda costa, no nos importó los demás, vivíamos en nuestra propia burbuja, la burbuja que juntos creamos.
No me había dado cuenta aun, que estaba dependiendo emocionalmente de ti, y el momento que debía soltarte o tú me soltabas me iba hacer pedazos poco a poco, me rompería sin siquiera percatarme.
Era un chico que había experimentado el amor por primera vez y a tal manera que me toco sufrir durante mucho tiempo por ti Ethan, no te olvido, pero esto solo fue una lección de vida, una lección que me mancho, necesito contar mi historia, mi propia historia de amor, y a su vez mi perdición emocional.
El amor puede ser espectacular pero también te motiva y te desgasta…
Escucho la puerta siendo golpeada y eso me desconcentra de mis pensamientos.
— ¿Joven Maximiliano? — La voz de un hombre mayor hace resonar a través de la puerta; se trataba de Arthur, el mayordomo de la familia. Un señor de mediana edad, su cabello blanco y liso; aquel estilo de cabello que siempre usaba, echado hacia atrás, a pesar de su edad, era muy apuesto, sus ojos color gris resaltaban mucho su apariencia.
— Pasa… — mi voz se escuchaba quebrada, sabía que el haber llorado durante un buen rato; mis ojos se tornarían rojos.
Arthur entró y me vio en mi estado más despreciable, sabía que me veía fatal, no era necesario que alguien me lo dijera para saberlo, pero estaba seguro que él nunca me diría eso, simplemente se acerco a mi y me abrazo dándome palmadas, que a decir verdad eso me consoló; mis labios se arrugaron, dando a saber que estaba a punto de llorar de nuevo, este señor es la única persona que puede verme en este estado sin criticarme, con él me siento como un niño pequeño, en donde puedo hacer berrinches. Mis manos se aferraron a su blazer, por lo que comencé a sollozar, mi garganta comenzó a emitir sonidos, en el cual se escuchaba como gritaba en sus brazos.
— Tranquilo pequeño, llora lo que tengas que llorar — El hombre peliblanco me sobaba la espada, mientras mis lagrimas mojaban su ropa, mis brazos se aferraban a él, y él solo me abrazaba para calmarme. Cada vez que me mostraba esa amabilidad, me sentía tan bien, pero a la vez tan mal.
Se siente tan extraño saber que la única persona que me consuela es Arthur, ¿porque tiene que ser mi mayordomo?
Pero…Se siente agradable, ese tacto de amabilidad que me das.
Sería mejor que fueras tú Ethan…
Quien diría que me iba a depender tanto de ti, es por lo que me dueles mi amor, me duele tanto que siento como mi pecho se hunde, y mi cuerpo aun quiere sentir tus toques, pero no lo volverás hacer… eso lo sé, porque te doy asco, aquel cuerpo que tocabas antes con tanto fervor ahora te desagrada por mi grasa, odio esto en lo que me convertí, odio saber como te alejas de mí, ¿sabes algo Ethan? Ya no volveré a comer como antes, así que vuelve por favor, vuelve a mí.
No te vayas…por favor… no me dejes, te lo suplico…
Una vez más mi cuerpo tiembla, tengo frio, tengo hambre…no, no tengo hambre en absoluto, necesito tener el cuerpo de antes por eso, es por eso…que hare que me quieras otra vez…Ethan tu eres lo que necesito. Solo quiero que volvamos hacer lo que siempre hacíamos, quiero regresar contigo a casa, vuelve a besarme como antes, abrázame fuerte, prometiste estar conmigo, ¿porque ahora rompes tu promesa? pensé que era especial para ti.
Mierda…
¿Así se siente una ruptura?