El orador termino de dar mi entrada, posteriormente salí del costado del escenario, mientras sentía la luz del candelabro estática en el centro, alumbrando el piano, di una breve mirada hacia mi alrededor, y vi al público en silencio; mis pies estaban firmes. Así que, empecé a dar breves pasos hasta colocarme en frente del piano, me senté en la banqueta, para luego proceder a dar un respiro hondo, mis manos se relajaron.
En este momento solo somos tú y yo.
Vamos a trazar el comienzo de la obra con "Mephisto Waltz No.1" de Franz Liszt. Esta pieza conlleva compases de notas graves y rápidas, a medida que se desarrolla puedes sentir la tensión de esta. Por lo general el compás es irregular por los cambios dinámicos y aquellas figuras rítmicas que usa Liszt, sin duda, es un gran compositor. Sabia que para tocar esta composición debía estar preparado, sin embargo, practique muy duro estos tres días; aunque fue con presión…
En el momento que mi mano izquierda toque la tecla del piano empezará mi función. La primera nota sonó, marcando un Fa sostenido; se produjo un ritmo enérgico que rebotó en las paredes de la sala, llenando el aire con una intensidad casi palpable y el público se emocionó. Mi sonrisa era evidente, mis manos tenían movimientos agiles, con una energía vibrante, una mezcla de destreza y furia contenida, sintiendo la pieza resonar en mi interior, el leve latido de mi corazón lo podía escuchar.
A pesar de la tensión de las notas que fluía en mi alrededor, mi mente se estaba quebrando, por una pequeña grieta a causa de aquellas palabras, que estaban presentes; intentaban mantener el control de mí, pero yo las ahogaba con cada nota que tocaba a través del piano.
Él que toma el control soy yo. Por lo tanto, debe salir perfecto.
La velocidad en la que mis dedos se movían me permitía escapar de todo lo que estaba sintiendo, así que una vez más, me encerré en una burbuja con el piano.
A medida que la música avanzaba se volvía cada vez mas acelerada y compleja, mis emociones también lo hacían, no me di en qué momento traspasaron mi burbuja, ahora eran pequeñas explosiones que cubrían mi vista, que cuando estallaban me dolían, sin embargo, seguí ignorándolos, pero el dolor era cada vez mas intenso, ellas iban al compás de las notas. Me estaba abrumando, a este punto, era imposible hacerlo. Un fuerte susurro retumbo en mi burbuja.
Un gay asqueroso… que da repelús.
Plash…
Se acababa de romper… El rostro de Ethan y sus amigos se proyectaron fugazmente en mi memoria, sentí una fuerte punzada en mi pecho, como si mis intestinos estaban siendo manoseados por unas manos tratando de vaciarme por completo, la sensación era fuerte y tangible, un sentimiento de miedo atravesó mi cuerpo.
Todo estará bien…
Mi cuerpo empezó a transpirar mucho sudor, sin darme cuenta mis dedos empezaron a temblar y se resbalaron sobre las teclas, resonando un acorde disonante y fuerte; era un grito de auxilio. En este momento el tiempo se detuvo, las palabras hirientes no solo asaltaban mi mente, ahora era un rugido de mí, de la nota imperfecta martillando mi cabeza, asaltándome de vergüenza plena.
Soy un desastre…
Ahora rebotan notas vagas en las paredes de caoba, el público, se estremeció por melodías inadecuadas que estaban sonando, los murmullos invadían la sala.
"¿Lo viste?, se acaba de equivocar" "Es la primera vez en mis 30 años en ver a un descendiente Montclair cometer un error como ese" "Si fuera él, me moriría de vergüenza" "No lo puedo creer…" "¿No que eran perfectos? Que risa"
Tiene sentido, ¿no lo crees? Un integrante de la Dinastía Montclair en su estado más vergonzoso y repulsivo, frente a una multitud. Aunque las melodías no eran de todo malas, se podía notar un sentimiento de terror y miedo en cada nota, marcando un final trágico y desgarrador.
Para este punto, era evidente que la presentación había sido arruinada después de 11 años manteniendo un perfil inquebrantable.
Que decepción.
Aquellos murmullos me carcomían…
Después de largos 4 minutos manteniendo una interpretación impecable, se produce un error, en el siguiente minuto. Marcando 5 minutos para escuchar una explosión fatal.
El dolor de mi cabeza era más perceptible, punzadas constantes y aplastantes. Mis manos no solo temblaban, lo hacía absolutamente todo mi cuerpo, a este ritmo mi cuerpo dejo de responder, un hedor a miedo y vergüenza me asfixiaba, terribles ganas de vomitar invadieron mi garganta. Ya no podía aguantar más, lagrimas salían de mis ojos sin haberlo deseado.
Tic, tac, el sonido del reloj se volvió más notorio. Crac…
En el escenario solo quedaba el piano y la banqueta caída.
Sali corriendo del lugar, sin pensar en cualquier otra cosa, lo único que quería era huir de ahí, con una de mis manos tapando la boca y otra aflojando mi corbata, mis piernas flaqueaban en cada movimiento que hacía. El aire frio del pasillo me golpeo, erizando mi piel y estremeciéndome, a pesar de mi huida las ganas de vomitar aún no se iban y la presión de mi pecho seguía siendo intensa. Las palabras de Ethan se mantenían ahí, como un disco rayado que no podía evitar pararlo. Necesitaba llegar a mi camerino, y encerrarme en el baño.
¡Ya no aguanto más…por favor… para ya!
Abundantes lágrimas rodaban mis mejillas, mezclándose con el sudor que empapaba mi piel. Inmediatamente cerré la puerta del baño, con un fuerte golpe sordo, alcé la tapa del inodoro y mi cuerpo empezó a reaccionar al impulso de vomitar, sin embargo, mi cuerpo no expulsaba absolutamente nada, simplemente un retorcido y vacío eco habitaba en el espacio cerrado, las arcadas silenciosas sacudían mi cuerpo dejándolo, temblando. Sentía el estomago lleno, no por comida, mas bien por el dolor que me consumía y me carcomía por dentro, no arrojaba nada, excepto la saliva que mis papilas se empeñaban en producir. Estaba vacío tanto físicamente como emocionalmente.
Esto era las consecuencias de mis acciones…
Las arcadas eran inútiles, ya que no había ingerido ningún alimento en todo el día, es algo que realmente no necesito, aunque mi cuerpo lo pida a gritos, yo no se lo daré. Pero con cada intento fallido, el vacío que sentía en mi interior me aplastaba como una pared, envolviéndome en los escombros, a causa de las malas bases que lo sostenían. Los sonidos eran cada vez más fuertes y desgarradores, rebotando en las frías paredes, envolviéndome… mientras lloraba en soledad, el frio de la cerámica bajo mis rodillas era lo único tangible que tenía, para darme cuenta de que, esto no era solo una pesadilla, era mi realidad, mis sentidos se sentían nublados por la desesperación, el cansancio de mi cuerpo, y por la falta de comida.
Solo era yo y mi llanto acompañado del frio de la cerámica.
Me separé de la poceta, y me quede encogido en una esquina del baño, abrazando mis piernas, las lágrimas ya se habían secado en mi rostro, mi pecho seguía subiendo y bajando frenéticamente, la punta de mis dedos y nariz estaban frías, y mis labios agrietados a causa del frio, apenas se abrían dejando escapar mi respiración irregular, si pudiera decir con exactitud, creo que había pasado media hora, después de mi terrible presentación. Mi mirada estaba perdida, pero seguía escuchando ruido afuera, que se estaban colando por la puerta, no sabía que era o quien era, pero luego esos susurros me desconcentraron
— Señor, le dije que no puede ingresar — la voz femenina sonaba muy intranquila
— ¡Abre la maldita puerta Maximiliano, o la tiraré! — replicó una voz masculina. Tape mis oídos, no quería escuchar a nadie.
— ¿¡SEÑOR QUE ESTA HACIENDO!? — la mujer grito, y un estruendo se oyó. Golpes fuertes se escuchaban, hasta que se escucho el seguro de la puerta siendo levantado. Me heló por completo.
Mierda, mierda, mierda… no vengas, no vengas.
Mi cuerpo se lleno de mucho temor, y la puerta del baño se abrió de golpe.
— Maldito mocoso — dijo con frialdad, arrastrándome sin esfuerzo hasta que saliera del baño
— Abuelo…suéltame ¿sí? — dije con voz quebrada, mis cejas se levantaron y mis ojos café oscuros al borde del terror. Pero él me lanzó al suelo frio, sin mostrar piedad
— ¡LO LAMENTO, PERDÓNAME POR FAVOR! — supliqué mientras me arrodillaba, con las manos juntas, buscando su misericordia.
PAF.
El golpe tronó en mi cabeza como un trueno. La fuerte bofetada me dejo en shock, en el suelo quedando expuesto y sin palabras. Entonces mi abuelo aprovecho mi vulnerabilidad para poner su bastón encima de mi mano, aplastándola contra el frio piso. Solo entonces el dolor atravesó mi cuerpo como una corriente, que hizo que reaccionara, haciéndome estremecer.
— Abuelo, me lastimas… — gruñí con dolor, mi otra mano buscaba levantar el bastón, pero él lo hundía más en mi piel, haciéndome temblar. A este punto el dolor era insoportable, quejidos roncos escapaban de mi garganta.
— ¿Realmente crees que te enseñe todo lo que sé, para dar una presentación tan desagradable? Tú naciste con el don, pero yo fui quien lo perfeccionó. Así que sí yo deseo puedo quebrarte las manos, Maximiliano ¿Lo entiendes? Puedo destrozarlas — susurró con un tono peligroso, cada palabra era cargada de veneno. No necesitaba gritarme para darme cuenta de que su paciencia había llegado al límite. Podía darme cuenta en sus ojos entrecerrados que me miraban llenos de furia contenida, de tal manera, que mi cuerpo temblaba frenéticamente bajo su mirada.
— ¡Me lastimas, por favor, para! — mis suplicas eran cada vez más desesperadas, con cada segundo que pasaba. Sentía como si en cualquier momento podría escuchar como mis huesos podrían ser quebrados bajo la presión de su bastón.
No tenia a nadie quien me salvara, ni siquiera Ethan…
A partir de ese momento no recuerdo lo que paso después, tal vez fue por el quiebre emocional que sufrí luego de esa terrible experiencia, ahora mismo no lo recuerdo y cada vez que lo intento recordar, mi piel empieza a sudar y me siento asfixiado…
Ese día, me descalificaron horrorosamente.
Durante toda mi vida trate de dar lo mejor de mí, aunque todos me dieran la espalda, siempre me decía a mí mismo, que solo eran obstáculos que debía pasar a lo largo de mi vida. Callé, sufrí en silencio, y fui un objeto para exposición, lo único que me mantenía vivo, era Ethan.
La presión me esta consumiendo a tal punto que pierdo la razón de mí mismo, ¿Qué debería hacer? Tengo un deseo, deseo que volver al 2022, cuando todo parecía manejable, donde era amado, no por mi familia, porque ellos no me interesan, deseo volver a sentir el amor que me brindabas, no pido nada más, quiero gritar, pero mi voz no sale, me siento abrumado y asustado. Quiero escucharte decir una vez más "Te amo". Déjame volver a tu lado… el nudo que siento en mi garganta es tan fuerte, dijiste que estarías conmigo…lo dijiste, ¿Por qué todos me mienten? Te entregué todo, ¿Por qué me duele tanto? No lo sé, no me entiendo a mí mismo.
Nunca pensé que amar sería tan doloroso, creí que todo era lindo y fácil, pero no lo es… pero se puede arreglar, ¿no? Ámame de nuevo, no dejes que me derrumbe, sin ti no soy nada, el titulo que tengo no me hace valioso…
Solo soy una persona que quiere volver a ser amado…
"Las promesas no se rompen, si no puedes cumplirlas no debes hacerlas, sino quieres que esto cause consecuencias graves en el corazón, no lo hagas. Somos seres imperfectos que aprenden a crecer con el tiempo y entre ellos, aprender amar, aunque muchas veces cometemos demasiados errores, sin darnos cuentas. Palabras hirientes hacen que una persona se pueda derrumbar, no sabemos el peso de las palabras hasta que lo experimentamos, no sabemos el dolor, hasta que sentimos, no sabemos amar hasta aprender amarnos a nosotros mismo
El proceso puede ser difícil pero no imposible, solo es cuestión de tiempo."