(Nota del creador: Este Capitulo Esta Narrado Desde Los Ojos De Akane, Normalmente La Novela Esta Narrada Desde Los Ojos De Yuto, ESTE CAPITULO NO CONTINUA EL CAPITULO ANTERIOR, VA SOBRE UN DIA "DESPUES DEL INCIDENTE CON HARUKI)
El sol ya se estaba poniendo cuando Akane salió del aula, sintiendo la calidez del atardecer en su piel.
Akane se detuvo un momento, observando cómo los rayos dorados del sol caían sobre el patio escolar.
La escena le recordó el día en el mirador, cuando casi pudo sentir la declaración de Yūto antes de que él se detuviera a mitad de camino.
Algo en su expresión ese día la había dejado intranquila, una mezcla de anhelo y duda que reflejaba sus propios sentimientos.
—"¿Qué estoy haciendo?", se preguntó a sí misma, mientras daba un paso más allá del aula, camino al club de arte. "No puedo dejar de pensar en eso... en él".
Dentro del club de arte, Akane se encontraba sola, disfrutando de un momento de tranquilidad.
El olor a pintura y papel llenaba la habitación, ayudándola a aclarar su mente.
Comenzó a dibujar una escena del día en el mirador, tratando de capturar la luz del sol y el reflejo del lago.
Pero, sin darse cuenta, terminó dibujando la silueta de Yūto.
—"Otra vez...", pensó, con un suspiro frustrado. "Siempre termino pensando en él".
El lápiz se quedó suspendido en el aire mientras su mente vagaba.
Akane pensaba en lo mucho que había cambiado su relación con Yūto.
Al principio, solo era un compañero de clase tranquilo, pero poco a poco, había comenzado a ocupar más espacio en sus pensamientos.
Y lo más confuso de todo era el calor en su pecho cuando estaban juntos, una mezcla de comodidad y nerviosismo que no podía entender del todo.
De repente, alguien tocó la puerta del club.
Yūto entró tímidamente, con una pequeña sonrisa en su rostro.
Su presencia hizo que el corazón de Akane latiera un poco más rápido, como si hubiera sido llamada de un sueño.
—¿Interrumpo? —preguntó, mirándola desde la puerta.
Akane sintió un ligero escalofrío de sorpresa, pero lo disimuló rápidamente.
—No, no... pasa —respondió, tratando de sonar natural. Sentía que su corazón latía con fuerza.
Yūto se acercó a ella y miró el dibujo en el que estaba trabajando.
Akane intentó cubrirlo rápidamente, pero no lo suficientemente rápido.
—¿Es... el mirador? —preguntó él, con curiosidad.
—Ah... sí, solo estaba practicando —respondió Akane, sintiendo un leve rubor en sus mejillas.
Yūto asintió y se quedó en silencio por un momento, mirándola trabajar.
Akane, por otro lado, no podía concentrarse en su dibujo con él tan cerca.
Sentía sus ojos sobre ella y, a pesar de que había muchos momentos en los que habían estado juntos, este se sentía diferente. Más íntimo.
Un silencio cómodo se apoderó de la habitación, pero dentro de Akane había un torbellino de pensamientos.
¿Por qué se sentía así alrededor de él?
¿Era... posible que estuviera desarrollando sentimientos más allá de la amistad?
—Sobre lo que pasó antes... con Haruki —comenzó a decir Yūto, con un tono serio—. Lo siento si te causé problemas.
Akane negó con la cabeza, sintiendo que sus emociones se agitaban.
—No, no fue tu culpa. Además, te agradezco que hayas estado allí —respondió ella, levantando la mirada y encontrando los ojos de Yūto. Había una sinceridad en sus palabras que era inconfundible.
Un silencio cómodo se apoderó de la habitación.
Akane sintió que la distancia entre ellos se reducía, y en ese momento, se dio cuenta de que sus sentimientos hacia él eran mucho más profundos de lo que había querido admitir.
Una ráfaga de viento entró por la ventana abierta, agitando las hojas de papel en el escritorio.
Akane se levantó rápidamente para cerrar la ventana, pero al hacerlo, se tropezó y cayó de lado.
Yūto reaccionó al instante, tomándola por los brazos antes de que cayera al suelo.
El contacto de sus manos envió un escalofrío por la columna de Akane, y por un segundo, sus miradas se cruzaron a solo unos centímetros de distancia.
—Akane... —murmuró Yūto, preocupado.
—Estoy bien —dijo ella rápidamente, pero su voz tembló un poco.
De alguna manera, no podía apartar los ojos de los suyos.
Podía sentir su respiración suave, el calor que emanaba de su cuerpo.
Y en ese momento, algo hizo clic en su mente. La sensación era abrumadora.
"Tal vez... tal vez sí quiero estar cerca de él. Tal vez...".
Pero antes de que pudiera seguir ese pensamiento, Yūto la soltó suavemente, ambos sintiéndose un poco avergonzados.
—Perdón —dijo él, desviando la mirada.
—No, no te preocupes —respondió Akane, su voz más suave de lo habitual.
Esa noche, de vuelta en casa, Akane se encontró acostada en su futón, pero su mente no podía calmarse.
El contacto de las manos de Yūto, su mirada preocupada... todo estaba grabado en su memoria.
Se giró hacia el lado, mirando la cama de Yūto.
—"¿Qué significa todo esto?", se preguntó, cerrando los ojos. "¿Por qué mi corazón late tan fuerte cuando está cerca?"
De repente, se levantó de su futón y caminó hacia la cama de Yūto, impulsada por un sentimiento que no podía comprender del todo. Cuando lo vio dormido, se sintió tranquila.
Se acercó despacio, cada paso resonando en la habitación silenciosa.
El suave resplandor de la luz de la luna se filtraba a través de la ventana, creando un halo dorado alrededor de la cama de Yūto.
Akane se acostó a su lado con cuidado, moviéndose lentamente para no despertarlo.
La cercanía de Yūto la hizo sentir una paz inesperada.
Puso su cabeza en la almohada junto a la suya y se acomodó bajo las sábanas.
Se dejó envolver por el calor de su cuerpo, y su mente se relajó finalmente.
Mientras se acomodaba, no pudo evitar pensar en los momentos que compartían.
La forma en que Yūto siempre estaba allí para ella, cómo su presencia parecía llenar un vacío que no había notado hasta ahora.
El miedo de no poder expresar sus sentimientos la hizo reflexionar sobre todo lo que sentía.
—"Tal vez... tal vez este es el lugar donde debo estar", pensó, dejando escapar un suspiro. "Tal vez esto es lo que he estado buscando".
Antes de que el sueño la alcanzara, se giró hacia Yūto, y lo vio dormido con una expresión tranquila.
Su corazón latía con suavidad mientras se acurrucaba un poco más cerca, buscando la comodidad en su presencia.
—"Tal vez esto es lo que necesito para aclarar mis pensamientos", susurró en la oscuridad. "Tal vez aquí, junto a él, todo será más claro".
Y así, en la calma de la noche, Akane cerró los ojos, sintiendo que, por primera vez en mucho tiempo, estaba donde realmente quería estar.