Punto de vista de Aimee
Rápidamente salí de la cama cuando llegó el sol de la mañana. Estaba ansiosa por compartir el sueño que tuve anoche con Alfa Vincent.
—Aimee —me saludó Alfa Vincent cuando cerré la puerta del dormitorio. Me hizo señas desde su habitación, ubicada frente a la mía.
Inmediatamente me acerqué a él y dije:
—Alfa Vincent, hay algo de lo que quiero hablar contigo. ¿Estás ocupado?
—No, estaba a punto de desayunar y de llevarte el desayuno a ti. Podemos hablar en el patio trasero mientras disfrutamos de nuestra comida. Vamos —respondió Alfa Vincent, tomando mi mano.
Alfa Vincent notó el frío de mi mano, que se debía al pánico y la inquietud. Se volvió hacia mí, sonrió cálidamente y preguntó:
—¿Qué te pasa, Aimee?
Me detuve en seco. —No sé, Alfa Vincent. No puedo explicarlo yo misma. Mi mente está realmente perturbada por el sueño que tuve anoche.