Punto de Vista de Aimee
El sol se hundía bajo en el horizonte, proyectando largas sombras que se entrelazaban con los árboles en el bosque donde James y yo jugábamos de niños. Era un lugar lleno de risas y luz, pero ahora se sentía pesado con incertidumbre y oscuridad. El peso de lo que había sucedido me aplastaba, cada respiración un recordatorio del caos que había trastornado nuestras vidas.
James había sido tomado por la maldición, y cada día sin él se sentía como un lento desmoronamiento de mi alma. Lo había visto cambiar, visto cómo la luz en sus ojos se atenuaba, y eso rompió mi corazón en un millón de pedazos. Pero me negaba a ceder al desespero. Si él luchaba por recuperarse, yo lucharía por él también.