¿Qué se siente una persona al estar solo?
Los sentimientos prolongados de soledad y aislamiento social pueden, además, reducir las destrezas cognitivas, como la concentración, toma de decisiones, solución de problemas e incluso la capacidad de cambiar los pensamientos negativos. Y esto puede llevar a la depresión.
La depresión puede hacer que un niño se sienta inútil, incapaz, rechazado o indigno de que alguien lo quiera. Puede hacer que los problemas de cada día parezcan más difíciles de lo que son en realidad. Cuando la depresión es grave, puede llevar al niño a pensar en hacerse daño a sí mismo e, incluso, en el suicidio.
Esto pensaba Sakeichi; con el paso del tiempo, los gritos cesaron; pareciera que las criaturas no lo encontraron y lo dejaron a su suerte. En medio de un caos de sangre y peste, el niño estaba debajo de la cama, llorando en silencio por todo lo que ha vivido. Robert, sus amigos y sobre todo su padre fueron asesinados por esas criaturas.
"Hijo"
Una voz tan familiar sonó en el ambiente oscuro.
—Papa— dijo Sakeichi mientras salía de la cama y al hacerlo pudo visualizar una figura conocida. Su padre no puede ser, cómo es posible que su padre esté vivo, si vio con sus propios ojos cómo moría.
"Hijo"
"Papa!!!!" gritó el niño corriendo a abrazar a su padre. "Me alegro que estés a salvo", dijo el padre mientras correspondía el abrazo. "Hijo" dijo llamando la atención del pequeño. "Sí, papa" respondió con ojos vidriosos.
"Ya es hora de que enfrentes al mundo", dijo solemnemente mientras Sakeichi parecía que estaba por desmayarse.
Sakeichi se despertó y se dio cuenta de que todo era un sueño. No cambio nada.
"Papa" dijo el albino saliendo del escondite. Pudo ver a su alrededor y entre ellos había un pequeño bolso con el equipo y decidió de una vez salir de su escondite. "Espero no decepcionarte" dijo el niño nervioso. Saliendo de la habitación pudo ver luces parpadeando y manchas de sangre, pero no vio ni un cuerpo. "Tan solo" pensó el niño caminando lentamente ante los pasillos.
Recordó las escenas aterradoras donde las personas fueron asesinadas y devoradas por esas cosas. El niño quería llorar hasta que su estomago rugió. Tenía mucha hambre, cuánto tiempo pasó, ni siquiera sabía si se quedó aquí en días o semanas. Intentó buscar una habitación de práctica que contenga uno de esos árboles de frutas, pero tanta oscuridad hacía imposible encontrar algo.
"Esto huele horrible", pensó el niño. En medio de todo ese charco de sangre, mientras se adentraba en una habitación, pudo lograr ver un árbol, así que se adentro y rápidamente sacó la honda de su bolso y una piedra. El niño se preparó para apuntar la rama que sostenía la fruta, luego lanzó la roca a gran velocidad que hizo que la fruta cayera. El albino rápidamente fue a agarrar la fruta y empezar a comer para aliviar su hambre. Guardó un poco de la fruta para más tarde.
"Tengo que ir al ascensor". El niño dejó la habitación de práctica no sin antes de ver una última vez aquel árbol que tenía una mancha de sangre en su tronco. Después de eso el niño siguió caminando en medio del caos y las manchas de sangre que dejaron los monstruos. El niño podía jurar que una de esas cosas lo estaba vigilando y decidió acelerar su velocidad para llegar más rápido al ascensor. Después de tantos recorridos logró llegar y presionó el botón que conducía el primer piso.
El ascensor se cerró y empezó a subir mientras Sakeichi se sentó en posición fetal mientras pensaba cómo sobrevivir ante esas cosas. Era solo un niño y con una honda que tira piedras ni siquiera las balas pueden detener a esas cosas. ¿Qué pasaría si una de esas cosas se percata de su presencia? Siquiera podía enfrentarse a eso o simplemente tendría que correr? Lo peor de todo es que mentalmente estaba destruido sintiéndose inútil ante todo esto.
"Ojalá fuera fuerte", dijo en un tono triste mientras el ascensor logró llegar al primer piso y abrirse lentamente. Mientras Sakeichi se levantaba, vio que había una de esas criaturas tirado el piso. El chico estaba por gritar, sin embargo, esa criatura ni se inmuto. El chico con miedo fue a intentar no llamar la atención de esa criatura, yéndose a otro lado. Será que está durmiendo o es que estaba muerto. El caso es que no quería demostrarlo y lo mejor sería irse de ahí lo más pronto posible.
El niño empezó a irse a otra dirección para no estar cerca de esa cosa. Mientras caminaba pudo ver más manchas de sangre e incluso manos humanas en la pared. El albino tomó suspiro y empezó a estar atento a aquel mínimo sonido o pisada. Llegó en un punto donde era una sala grande que no dudó en adentrarse. Vio que en medio del desastre había una pistola que no dudó en llevarlo para protegerse de esas cosas. Mirando a su alrededor vio que había huesos, intuyo que eran de gente. Asustado empezó a caminar mientras llevaba el arma.
Sakeichi empezó a ver el túnel que indicaba la salida. Sakeichi: "Bien", pensó el albino, no sin antes escuchar un rugido que se escuchó en el refugio. El chico rápidamente corrió hacia la salida, logrando salir de aquel refugio destruido y presenciar el mundo afuera.
Siguió corriendo sin cesar hasta llegar en un punto en que dejó de correr por el cansancio. El albino miró a su alrededor; estaba rodeado de plantas y árboles; sin embargo, estaba nervioso y triste por estar solo sin nadie que le acompañara o que lo consolara.
—Solo espero lograr sobrevivir— dijo mirando el cielo azul. —No moriré— dijo en un tono poco optimista mientras empezó a caminar en el bosque.
Los sonidos de insectos acompañaron al chico mientras caminaba incomodo sin rumbo, sin saber a donde ir; solo deja que el viento lo guíe. "Debería buscar un refugio", pensó mientras sacaba del bolso y comía la fruta que había guardado. "Debo conseguir frutas". El albino miró a su alrededor y vio que no había nada. Decidió intentar escalar un árbol para tener mejor vista, pero esto solo hizo que el chico se resbalara y cayera. "Auch" gimió el chico mientras se levantaba adolorido del golpe, pero vio que había alguien mirándolo. Se asusto, pero vio a detalle que no era uno de esos monstruos. Era muy pequeño y lo miraba confundido, pero cuando el chico lo miro detenidamente, el animal se fue perdiéndolo de vista.
"Eh, espera" dijo el chico, siguiendo el paso de ese animal. Había atravesado varios arbustos y árboles mientras intentaba encontrar a esa cosa, pero al final el chico se rindió y se sentó en una roca. Desanimado vio a su alrededor y se percató que había frutas en los árboles.
El albino sacó de su bolsa la honda junto con algunas rocas mientras se preparaba para apuntar al tallo que sostenía a la fruta y así repitió con varias frutas hasta lograr que su bolso estuviera casi lleno. "Bien, con esto será suficiente", pensó luego de comer una fruta mientras se iba de aquel lugar.
Pasando el tiempo, el albino llegó a una estructura en ruinas. El chico miró en una de esas ventanas y le reveló un ambiente seco de pocos arbustos y plantas y árboles. "Al menos no hay una de esas cosas", dijo mientras bajaba con cuidado las escaleras destruidas. Luego de salir del edificio siguió su camino con cuidado de no topar con un monstruo. Creyó que se iba a topar una de esas cosas, pero hasta ahora estaba pasándolo seguro. El problema sería cuando la noche cae.
La noche empezó a caer mientras el chico se desesperaba por encontrar refugio, pero el entorno no le favorecía. Sin árboles, sin plantas, sin arbustos, solo era como una tierra deserta. El chico empezó a correr mientras pensaba que una de esas cosas ya lo habrían visto, sin embargo, a la vista pudo ver una estructura con arbustos y árboles. Vio que era una casa en ruinas, pero al menos encontró un refugio temporal para esta noche. El chico entró con cautela esperando no toparse con una de esas cosas. Era de 2 pisos, así que el chico decidió irse al segundo piso viendo que había una manta sucia, pero al menos lo ayudaría para cubrirse por el frío que hacía. Se acostó en un piso a la vista de un árbol cercano mientras empezaba a cerrar los ojos. "¿Realmente soy el único con vida?" Ese pensamiento no lo dejó dormir. Será que solo era el único humano vivo o acaso habrá otros humanos aparte de él; solo esperaba encontrar con otras personas y no seguir con la soledad.
Pasaron las horas y mientras el chico dormía, las pesadillas de aquel incidente aparecieron. El albino empezó a moverse por los gritos de aquellas personas y sobre todo la muerte de su padre. "Ahh…" gimió el niño, que empezó a llorar por la pesadilla. "No otra vez" susurró mientras pudo ver que en el árbol había una de esas cosas. El niño se asusto mirando esa cosa, pero pareciera que no se percato de su presencia. Solo pudo ver que ese monstruo estaba colgado en el árbol de una manera extraña y tenia una cola. Posteriormente, la criatura solo dio un gemido y luego desapareció a la vista del chico.
El chico miró a su alrededor; para su buena suerte no estaba en su habitación, pero el miedo ante esa escena y sumado a su pesadilla hicieron que quedara despierto. No quería despertar viendo una boca de un monstruo que posteriormente lo comería de una forma horrible. "Los odio", dijo el chico con impotencia.
El sol empezó a salir. El chico miró el amanecer mientras se levantaba. Algo cansado, su estomago empezó a rugir; necesitaba las frutas, por lo que abrió su bolso y empezó a comer.
—Otro día —dijo desanimado mientras mordía la fruta.
Sakeichi decidió seguir explorando la casa en ruina. Mientras caminaba, pudo ver una palanca. Cuando lo jaló, unas escaleras aparecieron debajo del suelo. El chico miró esto y pensó que era un sótano, por lo que bajó las escaleras. Al adentrarse vio que todo estaba oscuro. El chico intentó ver algo, pero tocó algo que hizo que las escaleras desaparecieran, asustándolo. Sin embargo, en medio de la oscuridad pudo ver una mesa con una caja, por lo que el chico rápidamente fue a inspeccionar. Encontró dos cosas. Una linterna y un libro El albino prendió la linterna que ilumina la oscuridad. El chico pudo con más claridad una palanca. El chico jaló la palanca y las escaleras volvieron. "Ya veo", dijo el chico mientras volteó a otra dirección y vio un esqueleto.
El chico casi pegó un grito, pero al final logró calmarse. Suspiró luego de ver el cadáver y procedió a ver si el libro contenía algo, lo cual pudo leer lo siguiente.
"Han pasado días desde que estoy en este pequeño refugio; mis suministros se están agotando, mientras que los demás no paraban de discutir sobre la muerte de uno de nuestros compañeros. Esas cosas de pieles rojas saben nuestra posición. Pudo escuchar sus risas, pero porque no nos atacan porque se burlan de nuestro sufrimiento, solo espero que terminen con esto de una vez".
Luego se vio el dibujo de una de esas cosas mal garabateadas, "así que en esta zona convivían personas que fueron devoradas". El chico se puso tenso con esto y decidió dejar el libro en la mesa para irse del sótano…
"DRRRRR", el chico se alteró y apagó la linterna. Al escuchar una de esas cosas empezó a entrar en pánico y desesperarse mientras sentía los pasos de la criatura. Esa cosa va a entrar al sótano, pensó el chico que quería llorar del miedo.
"DRRR" Los rugidos de aquella criatura aumentaron más cerca del niño. "Vamos, piensa", dijo intentando razonar qué hacer para salir de ahí. "Ya sé" pensó el chico, sabiendo el riesgo que cometería. Abrió su bolso y agarró una piedra que pretendía lanzar en la dirección de aquella calavera para que la criatura creyera que era un humano vivo en medio de la oscuridad, para luego salir corriendo y jalar la palanca y encerrarlo.
"PUCK", el sonido fuerte llamó la atención de la criatura que empezó a bajar del sótano, pasando de aquello la vista del niño que se escondió y yéndose a la roca. Cuando vio la figura de un humano, la criatura atacó sin darse cuenta de que era un esqueleto. La criatura voltio la mirada y vio al niño que jalo la palanca y antes de que la criatura se lanzara el sótano fue cerrado haciendo que la criatura intentara golpear con la cabeza o las garras. El albino no perdió la oportunidad y empezó a correr de aquel refugio, yéndose del lugar.
El albino rápidamente empezó a cansarse después de correr tanto; solo esperaba no encontrar otras de esas cosas durante mucho tiempo. "Maldición", dijo el niño, mirando que se estaba atardeciendo. El chico decidió parar de correr y descansar un poco mientras pensaba donde esconderse. "Odio esto", pensó el chico, la idea de volver a buscar otro refugio.
Ha pasado días donde el chico camina rumbo sin destino, buscando refugio e incluso creando un refugio con lodo y tierra, quedando expuestos a moscas y todo el cuerpo sucio. El estómago volvió a rugir de hambre; el chico agotó todas sus frutas y estaba desesperado buscando una fruta. "Hambre, tengo tanta hambre" el chico sentía que no podía más, incluso empezó a deshidratarse por la falta de agua. "Primero debo saciar mi sed" pensó mientras cojeaba del cansancio. El chico vio que había una fruta en uno de los árboles cercanos a un río. "Bien", dijo feliz mientras agarraba el bolso y sacaba la honda y su piedra. El chico lanzó la roca que hizo caer la fruta, pero al mismo tiempo la roca cayó en el río.
—Otro tiro perfecto— dijo Sakeichi, mirando la fruta, contento de tener algo de comer y empezó a dar el primer mordisco. Sin embargo, unos extraños burbujeos se escucharon en el río.
"HMM-" El chico gimió del susto al ver agua salpicando. Esto lo alertó y se puso detrás del árbol. Pudo escuchar un sonido aterrador de algo que era de un monstruo. El chico no quería gritar, pero sentía que esa cosa se acercaba cada vez más. "NO, NO, NO" pensó el chico asustado, queriendo llorar.
Sin embargo, la criatura dejó el lugar porque un animal apareció. Esta cosa se percató y rápidamente atacó al animal. El niño se dio cuenta y empezó a asomar su mirada solo para ver una especie de gusano de color rojo comerse a un animal que no sabía que era, pero eran aterradores los gritos de aquel ser vivo, para luego esa cosa sumergirse en las aguas, desapareciendo junto al animal, no sin antes dejar un rastro de sangre.
"Oh dios", dijo el albino llorando, "no quiero seguir con esto no más". Empezó a quebrarse: "quiero estar con otras personas, estar protegido, tener amigos". Susurró mientras intentaba limpiar las lágrimas con sus manos: "Tengo que irme". El chico se calmó un poco mientras se iba, no sin antes ver si en el río no salía ese gusano de sangre.
Pasaron lunas y soles donde el chico estaba descansando en una cueva pequeña. Mientras despertaba pudo escuchar otra vez su estomago gruñir. "Estoy cansado y mucha hambre", dijo mientras se levantaba.
"ALEJATE ALEJATE" se escuchó un grito donde el chico rápidamente salió a ver de donde venía. Se escondió en un árbol para ver cómo una mujer estaba cargando una niña de 1 año mientras una criatura lo había logrado atraparlo. El chico asustado vio cómo este monstruo se comía a la chica mientras la niña de 1 año lloraba. El monstruo se volteó a la niña para matarla de una vez.
"Lo va a comer", susurró asustado viendo que el monstruo empezó a reir mientras uso una de sus garras a hacerle una herida en la panza de la niña.
El chico estaba ansioso, intentando saber cómo salvar. Lo que pensó fue la pistola, sin embargo, no sabía si podría dar una buena precisión, por lo que optó mejor por su vieja confiable, la honda.
"Vale" dijo el chico preparando la honda con la piedra, viendo que la cosa empezó a abrir la mandíbula para devorarla. "Toma" dijo el chico determinado en medio del sentimiento del miedo. La roca empezó a salir a una velocidad rápida que el monstruo no se percató de este impacto en su ojo. El impacto fue tan fuerte que la criatura empezó a gritar del dolor. Mientras tanto, sakeichi rápidamente se fue corriendo a salvar a la niña y una vez que lo agarró empezó a correr rápidamente, dejando a la criatura con su dolor agonizante.
Pero la criatura dejó un lado del dolor y empezó a concentrarse con su oído avanzado. Logró rastrear los pasos del chico y empezó a correr directo a cazar al chico y la niña.
El albino se dio cuenta después de escuchar sus gritos, por lo que desesperado empezó a correr mientras cargaba a la niña. "No, no, no" pensó el chico mientras aceleraba más mientras la niña no dejaba de llorar por lo brusco que sentía. "Darrrrr" gritó una criatura mientras se movía para esquivar árboles, e incluso con sus garras logró cortar a la mitad un árbol gigante que este cayó a un lado del chico asustándolo. "AYUDA, POR FAVOR" gritó el chico entrando en desesperación cuando empezó a caer junto con la niña en una colina mientras gritaba.
Después de la caída, el chico abrió los ojos para ver que a su lado estaba la niña que lloraba más fuerte, mientras que la criatura había logrado llegar sonriéndolo. El chico desesperado empezó a recorrer mientras estaba sentado. La criatura se rio y empezó a caminar lentamente. El niño revisó su bolso y sacó la pistola y le apuntó a la criatura. El monstruo solo empezó a reir mientras se acercaba. El chico no dudó y jaló el gatillo…
Pero no sonó nada, "qué", dijo el albino, empezando a salir lagrimas del miedo mientras la criatura estaba preparada a atacar. El niño no hizo nada más que abrazar a la niña mientras esta no paraba de llorar.
"AHHHHHHH" Grito la criatura, pero no para atacar, sino porque una flecha le fue alcanzada. La criatura se fijó en una mujer con un arco. Esta misma criatura ignoró a los niños y rápidamente se fue corriendo a atacar a la mujer. Sin embargo, esto fue detenido por la intervención de un hombre con una lanza que se incrustó en la piel de la criatura. El hombre agarró fuerte la lanza y lanzo a la criatura a un árbol que estaba gimiendo del dolor.
El albino y la niña rápidamente fueron rescatados por otras 2 personas mientras veía cómo el hombre con la lanza empezó a pelear con aquella cosa. "Lévenselo lejos de aquí", dijo el hombre mientras su lanza emanó una luz potente que la criatura empezó a acercarse y abalanzarse. Lo que no espero es que el monstruo fue recibido de un disparo de energía que desintegró gran parte de su cuerpo, dejándola casi muerta mientras el hombre junto a otras personas la remataron con armas simples.
"Eso fue un xerp", dijo uno de los hombres mientras sacaba del cuchillo la cabeza de los monstruos, "si es un xerp rápido, arránquenle su cuerpo". "Justo necesitamos más armamento", dicho y hecho, el grupo empezó a irse de aquel lugar mientras el albino abrazaba a la niña, mirando a la gente que había. Estaba tranquilo el hecho de que no estaba solo contra este mundo, o bueno, no lo estaba desde que vio a la niña salvar de su vida aquella cosa.
"No llores" dijo mientras la niña no paraba de llorar. "Ya estamos a salvo" acarició a la niña mientras esta se empezó a tranquilizar poco a poco.
"Niño, cómo te llamas", dijo una voz que llamó la atención del niño.
"Sakeichi, me llamo Sakeichi y usted", dijo mientras veía la imagen de un hombre con una lanza.
El hombre sonrió y dijo "me llamo Hiro".