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—Como dije antes, Ana. Castigaré a cualquiera que te haga daño. No necesitas tener miedo. Eres mía y te protegeré pase lo que pase.
—¿Y eso por qué? ¿Porque soy tu esposa? Ni siquiera estamos enamorados el uno del otro, Xavier y no necesitas hacer todo eso. Después de vengarme de la familia Harrison, voy a divorciarme de ti —dijo Selene, dejando que sus emociones la dominaran.
—Nunca vamos a divorciarnos. Ya eres mi esposa y seguirás siendo mi esposa —respondió él.
Anastasia miró a Xavier, sin saber qué decirle de nuevo.
—Déjame ir, Xavier —ella ordenó.
—Solo te dejaré ir si prometes quedarte en mi habitación.
Anastasia entrecerró los ojos hacia él, observando su imponente figura. Él era más grande y mucho más fuerte que ella. Ahora que estaban tan cerca, tenía que estirar el cuello para mirarlo a la cara. Por la mirada en sus ojos, estaba claro que no la dejaría ir hasta que ella hiciera lo que él quería.
—Está bien —aceptó ella.