Finalmente, decidí seguir caminando, respetando la privacidad de la chica. Pero mientras me alejaba, no pude evitar mirar hacia atrás, preguntándome si nuestros caminos volverían a encontrarse. Algo dentro de mí me decía que este encuentro, aunque fugaz, era solo el comienzo de una nueva historia, una historia que cambiaría mi vida de formas que aún no podía imaginar.
El aire fresco del parque me llenaba los pulmones mientras continuaba mi paseo. Los árboles susurraban al ritmo del viento, y la tranquilidad del entorno me permitía reflexionar sobre mi nueva situación. Hakuro era un lugar desconocido para mí, pero al mismo tiempo, representaba una oportunidad para empezar de nuevo, lejos de las tensiones de mi hogar.
De vuelta en la casa de mi tía, la noche transcurría con una calma reconfortante. La cena había sido sencilla pero satisfactoria, y la conversación con mi tía me había dejado con muchas cosas en qué pensar. Me acomodé en la cama, observando el techo mientras mis pensamientos se arremolinaban. La imagen de la chica del parque seguía rondando en mi mente, y me preguntaba por qué había sentido una conexión tan fuerte con ella.
A medida que mis párpados se volvían más pesados, mis pensamientos comenzaron a mezclarse con sueños. En esos sueños, me encontraba en un mundo extraño, un paisaje sombrío y desolado donde la oscuridad parecía envolverlo todo. Caminaba sin rumbo, buscando algo, o tal vez alguien, pero no estaba seguro de qué. Las sombras danzaban a mi alrededor, y podía sentir su presencia, susurros apenas audibles que me llenaban de una sensación de urgencia.
Fue entonces cuando vi a la chica del parque de nuevo. Estaba allí, en el centro de esa oscuridad, su figura iluminada por una luz tenue que parecía emanar de su propio ser. Sus ojos, tan claros como recordaba, se encontraron con los míos, y sentí una calma indescriptible. Intenté acercarme, pero cuanto más lo intentaba, más se desvanecía la luz que la rodeaba, hasta que finalmente desapareció por completo.
Me desperté con el corazón latiendo con fuerza, y una extraña mezcla de emociones. ¿Qué significaba ese sueño? ¿Por qué me sentía tan conectado con esa chica? Las preguntas me siguieron mientras me preparaba para el día siguiente, un día que esperaba me diera algunas respuestas.
El sol brillaba con intensidad a través de las cortinas cuando salí al jardín trasero. La mañana era fresca, y el rocío aún brillaba en las hojas de las plantas. Me tomé un momento para respirar profundamente, disfrutando de la serenidad del momento antes de dirigirme al laboratorio donde mi tía trabajaba. Ella me había invitado a acompañarla, y aunque no sabía mucho sobre su investigación, tenía curiosidad por ver en qué estaba involucrada.
El laboratorio estaba a solo unos minutos a pie. Era un edificio discreto, rodeado por un cerco de seguridad y jardines bien cuidados. Al entrar, fui recibido por una serie de pasillos blancos y relucientes, llenos de puertas que conducían a salas de experimentos y oficinas.
Mi tía me presentó a sus colegas, y me llevó a su estación de trabajo. La cantidad de equipo tecnológico y documentos científicos era abrumadora, pero mi atención se centró en un objeto que se encontraba en una vitrina de vidrio: una pequeña esfera de un material que parecía líquido pero que mantenía su forma, con un color azul brillante que emitía destellos de luz.
—Eso es Spectrum —explicó mi tía, notando mi interés—. Es un material increíblemente raro y misterioso. Fue descubierto en Berlín, la capital de Alemania, hace algunos años. Es como mercurio, pero tiene esos tonos azules oscuros y claros, y expulsa chispas de un débil color azul. Nadie sabe exactamente qué es, ni de dónde proviene.
Mientras mi tía hablaba, no pude evitar sentir una fascinación por el Spectrum. Había algo en él que me llamaba, como si sus destellos azules quisieran contarme un secreto antiguo.
—Dicen que podría ser la clave para entender a los espectros, esas entidades que parecen desafiar toda lógica —continuó mi tía, con una mezcla de entusiasmo y preocupación—. Pero también hay riesgos. Trabajar con Spectrum es peligroso. Algunos piensan que tiene efectos impredecibles sobre las personas.
Su advertencia me dejó pensativo. ¿Qué clase de efectos podría tener un material tan enigmático? Y, más importante aún, ¿cómo se relacionaba con los espectros?
La jornada en el laboratorio transcurrió rápidamente, llena de experimentos y observaciones que no entendía del todo. Sin embargo, la experiencia me dejó con una sed de conocimiento. Quería saber más sobre el Spectrum, sobre los espectros, y sobre cómo todo esto se conectaba con el destino de nuestro mundo.
Esa noche, decidí volver al parque. La imagen de la chica seguía presente en mi mente, y una parte de mí esperaba volver a encontrarla. El parque estaba tan tranquilo como antes, con la brisa nocturna acariciando suavemente mi rostro mientras caminaba por los senderos iluminados por la luz de las farolas.
Al llegar al banco donde la había visto, me senté, permitiendo que el silencio del lugar me envolviera. Mis pensamientos volvieron al Spectrum y a los espectros, esas misteriosas entidades que habían aparecido en diversas partes del mundo. Los informes sobre sus apariciones eran variados: algunos decían que eran inofensivos, otros afirmaban que eran peligrosos, pero todos coincidían en que eran incomprensibles.
¿Qué querían realmente los espectros? ¿Por qué se manifestaban ahora? Sentía que había algo más profundo detrás de su presencia, algo que aún no podía entender por completo.
Mientras reflexionaba, escuché un suave susurro a mis espaldas. Me giré rápidamente, esperando ver a la chica, pero no había nadie allí. Solo el viento moviendo las hojas de los árboles. Sin embargo, no podía deshacerme de la sensación de que había algo, o alguien, observándome desde las sombras.
Decidí continuar mi paseo, permitiendo que el misterio del lugar y mis propios pensamientos me llevaran a una introspección profunda. Sentía que estaba en el umbral de algo grande, un descubrimiento que podría cambiarlo todo, no solo para mí, sino para todos.
A medida que el tiempo pasaba, y la noche avanzaba, regresé a casa de mi tía con una determinación renovada. Había llegado a Hakuro buscando respuestas, y aunque aún no tenía todas, estaba dispuesto a encontrarlas. Tenía la sensación de que el Spectrum, los espectros, y esa chica misteriosa estaban interconectados de una manera que aún no podía comprender, pero que pronto descubriría.
Al cerrar los ojos para dormir, sentí una paz extraña, como si el universo me estuviera susurrando que, aunque el camino fuera incierto, estaba en el lugar correcto. Y en mi corazón, sabía que era verdad.