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Capítulo 0: El Umbral del Nuevo Comienzo (One Shot) PARTE FINAL

Me desperté temprano al día siguiente, con la cabeza llena de pensamientos. Las preguntas que se habían arremolinado en mi mente durante la noche anterior seguían ahí, y sabía que no encontraría la paz hasta obtener algunas respuestas. Después de un desayuno rápido, decidí volver al laboratorio con mi tía Elara. Tal vez, en aquel lugar donde se unían la ciencia y el misterio, podría descubrir más sobre el Spectrum y los espectros.

Cuando llegamos al laboratorio, el bullicio habitual de científicos y técnicos nos recibió. El edificio, aunque discreto desde el exterior, era un hervidero de actividad en su interior, con hombres y mujeres enfrascados en sus investigaciones. Mi tía se dirigió directamente a su estación de trabajo, y yo la seguí, sintiéndome como un extraño en un mundo nuevo.

Mientras ella revisaba sus notas y preparaba el equipo para el día, me acerqué a la vitrina que contenía el Spectrum. La esfera azul parecía brillar con una luz propia, como si albergara una energía viva en su interior. Me quedé mirándola, hipnotizado por sus tonos cambiantes y las chispas de luz que ocasionalmente emanaban de ella.

—No te acerques demasiado, Teyki —me advirtió mi tía, interrumpiendo mis pensamientos—. Aún no sabemos qué efectos podría tener una exposición prolongada al Spectrum.

Me aparté un poco, pero no pude evitar sentirme atraído por el extraño material. Había algo en él que parecía llamarme, una conexión que no podía explicar pero que sentía con intensidad.

—Tía Elara, ¿crees que el Spectrum y los espectros están relacionados de alguna manera? —pregunté, tratando de ordenar mis pensamientos.

Ella suspiró, como si hubiera estado esperando esa pregunta.

—Es posible, Teyki. Algunos creen que el Spectrum es lo que está atrayendo a los espectros a nuestra realidad. Otros piensan que es al revés, que los espectros lo están creando. Pero la verdad es que nadie lo sabe con certeza.

Mientras escuchaba sus palabras, una idea comenzó a tomar forma en mi mente. Tal vez, el Spectrum era la clave para entender el fenómeno de los espectros, y quizás, incluso para comunicarnos con ellos.

Sin embargo, no podía ignorar la advertencia de mi tía. Trabajar con el Spectrum era peligroso, y no quería arriesgarme a sufrir los efectos desconocidos que podría tener.

Durante las horas siguientes, observé a mi tía y a sus colegas trabajar. Ellos realizaban experimentos, analizaban datos y discutían teorías, cada uno aportando su experiencia en un intento por desentrañar el misterio del Spectrum. A pesar de no entender todos los términos técnicos, podía sentir la urgencia y la dedicación con la que trabajaban.

Más tarde, mientras me tomaba un descanso en la sala de descanso del laboratorio, me encontré con uno de los colegas de mi tía, el Dr. Kuroda. Era un hombre mayor, con una mirada perspicaz y una sonrisa amistosa que me hizo sentir cómodo de inmediato.

—Así que tú eres el sobrino de Elara —dijo, extendiéndome la mano—. He oído hablar de ti. Soy el Dr. Kuroda.

Le devolví el saludo y asentí, intrigado por su interés.

—Sí, soy Teyki. Estoy aquí por unos días, tratando de entender más sobre el trabajo de mi tía.

El Dr. Kuroda asintió, como si entendiera mi curiosidad.

—Es un momento fascinante para estar aquí, Teyki. El Spectrum y los espectros son temas que desafían todo lo que creíamos saber sobre la realidad. Estamos en el umbral de un descubrimiento que podría cambiarlo todo.

Sus palabras resonaron en mi mente, alimentando mi curiosidad.

—¿Cree que el Spectrum es peligroso? —pregunté, pensando en la advertencia de mi tía.

El Dr. Kuroda sonrió, como si estuviera acostumbrado a esa pregunta.

—Cualquier cosa que no entendemos completamente tiene el potencial de ser peligrosa, Teyki. Pero también es una oportunidad. Una oportunidad para aprender, para crecer, y tal vez, para encontrar soluciones a problemas que antes parecían imposibles.

Habló con la pasión de alguien que había dedicado su vida a la búsqueda del conocimiento, y me sentí inspirado por su perspectiva. Aunque el miedo a lo desconocido era real, también lo era la posibilidad de descubrir algo extraordinario.

Con renovada determinación, decidí que haría todo lo posible por entender el Spectrum y su relación con los espectros. Sabía que mi camino no sería fácil, pero estaba dispuesto a enfrentarlo.

Esa noche, regresé al parque con la esperanza de encontrar a la chica que había visto el día anterior. Había algo en ella que me atraía, una conexión que sentía pero que no podía explicar del todo.

Al llegar, encontré el parque envuelto en un silencio casi sobrenatural, solo interrumpido por el suave susurro del viento entre las hojas. Me senté en el mismo banco de la noche anterior y esperé, mis pensamientos girando alrededor de la chica, del Spectrum, y de los espectros.

No pasó mucho tiempo antes de que la viera aparecer. Caminaba lentamente, como si también estuviera inmersa en sus propios pensamientos. Al verme, se detuvo por un momento, y luego se acercó con una sonrisa tímida.

—Hola de nuevo —dijo con una voz suave, que me hizo sentir como si la conociera desde hace mucho tiempo.

—Hola —respondí, intentando no mostrar demasiado mi entusiasmo—. Me alegra verte otra vez.

Nos sentamos juntos en el banco, rodeados por la tranquilidad del parque nocturno. Por un momento, simplemente disfrutamos de la compañía mutua, sin necesidad de palabras.

Finalmente, rompí el silencio con una pregunta que había estado rondando mi mente desde nuestro primer encuentro.

—¿Cómo te llamas?

La chica me miró, y en sus ojos vi una mezcla de tristeza y misterio.

—Mi nombre es Lily.

Lily. El nombre resonó en mi mente, y sentí que había algo especial en él, algo que iba más allá de lo que podía comprender en ese momento.

—Es un nombre bonito —dije, intentando captar más de su esencia.

Ella sonrió, pero no respondió, como si su nombre fuera solo una pequeña parte de una historia mucho más grande.

Pasamos un rato conversando sobre cosas triviales, el tipo de charla que surge naturalmente cuando dos personas están descubriendo el uno al otro. Me habló de su amor por la música y la lectura, de cómo solía visitar el parque para encontrar un poco de paz.

Sin embargo, sentía que había mucho más que no estaba diciendo, algo oculto detrás de su mirada tranquila. Decidí no presionar, sabiendo que nuestras vidas estaban apenas comenzando a entrelazarse.

A medida que la noche avanzaba, Lily se levantó, diciendo que debía irse. Nos despedimos con la promesa tácita de encontrarnos nuevamente, una promesa que me dejó con una sensación de anticipación y esperanza.

Al regresar a casa de mi tía, mi mente seguía revoloteando con pensamientos sobre Lily y todo lo que había aprendido en el laboratorio. El misterio del Spectrum y los espectros se sentía cada vez más cercano, como si estuviera a punto de descubrir algo crucial.

Al día siguiente, decidí investigar más por mi cuenta. Mi tía tenía una extensa biblioteca en su casa, llena de libros sobre ciencia, filosofía, y todo tipo de temas esotéricos. Pasé horas revisando tomos polvorientos, buscando pistas sobre el Spectrum y los espectros.

Uno de los libros contenía una teoría fascinante: la idea de que el Spectrum podría ser un puente entre nuestro mundo y otra dimensión, una dimensión habitada por seres que llamamos espectros. Según el autor, estos seres no eran ni buenos ni malos, simplemente existían en un plano diferente al nuestro.

El libro también hablaba de la posibilidad de que el Spectrum pudiera influir en la mente humana, alterando nuestra percepción de la realidad y permitiéndonos ver más allá de los límites convencionales.

Aunque no sabía cuánto de esto era verdad, la idea me intrigaba. ¿Podría el Spectrum ser la clave para entender la verdadera naturaleza de los espectros? ¿Y cómo encajaba Lily en todo esto?

Mientras buscaba respuestas, me di cuenta de que necesitaba ayuda. No podía hacerlo todo solo, y sabía que mi tía podría ser una aliada invaluable en mi búsqueda de la verdad.

Esa noche, durante la cena, decidí hablar con ella sobre mis descubrimientos.

—Tía Elara, he estado pensando mucho en el Spectrum y los espectros —dije, con cuidado de no sonar demasiado insistente—. Creo que podrían estar conectados de formas que aún no entendemos.

Ella me miró con interés, como si esperara algo más.

—¿Y qué piensas hacer al respecto, Teyki?

Su pregunta me tomó por sorpresa. No había esperado que ella estuviera tan abierta a mis ideas.

—Quiero aprender más, y tal vez ayudar de alguna manera —respondí, sintiendo una chispa de determinación crecer dentro de mí—. Sé que soy joven, y que aún tengo mucho que aprender, pero estoy dispuesto a intentarlo.

Mi tía sonrió, y en sus ojos vi un orgullo que me dio fuerzas.

—Siempre supe que tenías un espíritu inquisitivo, Teyki. Y creo que podrías tener razón. Hay mucho que desconocemos sobre el Spectrum y los espectros, y cualquier ayuda es bienvenida.

Sus palabras me llenaron de esperanza, y supe que no estaba solo en mi búsqueda. Tenía el apoyo de mi tía, y la promesa de descubrir algo que podría cambiarlo todo.

Esa noche, me dormí con una sensación de propósito renovado. Había comenzado un nuevo capítulo en mi vida, uno lleno de desafíos y misterios, pero también de oportunidades para aprender y crecer.

A medida que mis sueños me llevaban a lugares desconocidos, sabía que estaba listo para enfrentar lo que viniera. El mundo estaba cambiando, y yo estaba decidido a encontrar mi lugar en él.

Y en el fondo de mi mente, la imagen de Lily permanecía, un faro en la oscuridad que me guiaba hacia adelante, hacia un futuro lleno de posibilidades.

Al día siguiente, después de ayudar a mi tía en algunas tareas del laboratorio, me dirigí nuevamente al parque con la esperanza de verla de nuevo. Algo me decía que ella era la clave para entender no solo los misterios que envolvían a Hakuro, sino también aquellos que envolvían mi propio corazón.

El parque estaba tan sereno como siempre. Caminé por los senderos, escuchando el crujir de las hojas bajo mis pies y el susurro del viento entre los árboles. Me senté en el mismo banco donde la había visto la primera vez, con la esperanza de que nuestra casualidad no fuese solo un juego del destino, sino el inicio de algo significativo.

Pasaron unos minutos y la ansiedad comenzaba a invadirme. ¿Y si no volvía? ¿Y si aquella conexión que sentí no era más que un espejismo de mis propios deseos? Cerré los ojos por un momento, intentando calmar mis pensamientos. Fue entonces cuando escuché un suave crujido a mis espaldas.

Abrí los ojos y me giré lentamente. Allí estaba ella, caminando con la misma gracia con la que la había visto el día anterior. Su cabello ondeaba ligeramente con la brisa, y su mirada parecía perdida en sus propios pensamientos. Mi corazón dio un vuelco. Sin pensarlo dos veces, me levanté y caminé hacia ella.

—Hola —dije, tratando de no sonar demasiado ansioso—. Nos vimos ayer en el parque.

Ella me miró, y por un momento temí que no me recordara. Pero una pequeña sonrisa apareció en sus labios, una que iluminó su rostro y disipó todas mis dudas.

—Sí, te recuerdo —respondió con una voz suave, casi musical—. Te vi sentado aquí. Parecías perdido en tus pensamientos.

Me rasqué la nuca, un poco avergonzado por mi obviedad. —Sí, es un lugar tranquilo para pensar. Me gusta venir aquí.

Ella asintió, y hubo un momento de silencio cómodo entre nosotros, como si el mundo alrededor se hubiera desvanecido, dejando solo el suave murmullo del parque. Quería preguntarle tantas cosas: su nombre, de dónde venía, por qué sentía esta inexplicable conexión con ella. Pero al mismo tiempo, temía que cualquier pregunta pudiera romper la magia de aquel instante.

—Soy Teyki —dije finalmente, extendiendo mi mano en un gesto amistoso.

—Lily —respondió ella, estrechando mi mano con una calidez que me sorprendió.

La sensación de su piel contra la mía fue como una chispa, una conexión que iba más allá de las palabras. Sentí que ese era el comienzo de algo importante, aunque no sabía exactamente qué.

Pasamos un buen rato conversando, descubriendo pequeños detalles el uno del otro. Aprendí que a Lily le gustaba leer, especialmente libros de fantasía y misterio. Compartimos nuestros autores favoritos y discutimos sobre las tramas más intrigantes que habíamos leído. Descubrí que teníamos mucho en común, más de lo que habría imaginado.

—¿Vives cerca de aquí? —pregunté, intentando parecer casual.

Ella asintió, pero su mirada se volvió distante por un momento. —Sí, pero paso mucho tiempo en el hospital. Estoy aquí por... razones médicas.

No quise presionarla para que me diera más detalles, pero su tono y la sombra que cruzó su rostro me dejaron preocupado. Sentí una urgencia por ayudarla, por estar allí para ella de alguna manera.

—Si alguna vez necesitas compañía o alguien con quien hablar, estaré por aquí —le dije, intentando ofrecerle apoyo sin parecer intrusivo.

Lily sonrió de nuevo, esa sonrisa que parecía iluminar todo a su alrededor. —Gracias, Teyki. Me alegra haberte conocido.

Nos quedamos un rato más en el parque, disfrutando de la tranquilidad del lugar. A medida que el sol comenzaba a descender en el horizonte, supe que era hora de despedirnos. Caminamos juntos hasta la salida del parque, prometiéndonos volver a vernos pronto.

De camino a casa, mi mente no dejaba de pensar en ella, en la conexión que habíamos formado en tan poco tiempo. Algo me decía que su presencia en mi vida era más que una simple coincidencia.

Esa noche, mientras me preparaba para dormir, me sorprendí sonriendo al recordar nuestra conversación. Me sentí agradecido por haberla encontrado, y supe que haría todo lo posible por entender los misterios que nos rodeaban.

A la mañana siguiente, mi tía me pidió que la acompañara nuevamente al laboratorio. Había algo en su voz que sugería urgencia, como si hubiera descubierto algo importante. Nos dirigimos al laboratorio en silencio, cada uno perdido en sus propios pensamientos.

Al llegar, mi tía me llevó a una pequeña sala de conferencias donde se había reunido un grupo de científicos. En el centro de la mesa había una pantalla que mostraba imágenes del Spectrum, con sus tonos azules brillando intensamente.

—Teyki, esto es serio —dijo mi tía, señalando la pantalla—. Hemos estado estudiando el Spectrum y creemos que podría tener propiedades que afectan a los seres vivos de maneras que no habíamos imaginado.

La sala se llenó de murmullos, y pude sentir la tensión en el aire. Las palabras de mi tía eran alarmantes, y no pude evitar recordar su advertencia sobre los riesgos del Spectrum.

Uno de los científicos, un hombre mayor con el ceño fruncido, tomó la palabra. —Hemos observado que el Spectrum parece interactuar con los campos de energía que rodean a los espectros. Creemos que podría ser la clave para entender su naturaleza y, posiblemente, controlarlos.

—¿Controlarlos? —pregunté, intentando procesar la información—. ¿Es eso posible?

El científico asintió, aunque su expresión era de cautela. —Posible, pero peligroso. No sabemos cuáles podrían ser las consecuencias.

Mi mente se llenó de preguntas. ¿Era este el motivo por el que los espectros habían comenzado a aparecer en todo el mundo? ¿Estaba el Spectrum de alguna manera atrayéndolos o alterándolos? Y lo más importante, ¿cómo se relacionaba todo esto con Lily?

Sentía que estaba en el centro de una red de intrigas, un juego de ajedrez donde las piezas aún estaban por colocarse. Decidí que debía investigar más, descubrir la verdad detrás del Spectrum y su conexión con los espectros.

Mientras abandonaba la sala de conferencias, mi tía me detuvo. —Teyki, ten cuidado. Esto es más grande de lo que parece, y no quiero que te pongas en peligro.

Asentí, apreciando su preocupación. Pero sabía que no podía alejarme, no ahora que había empezado a vislumbrar el impacto potencial de nuestros descubrimientos. Tenía que seguir adelante, no solo por mí, sino también por Lily y por todos aquellos que podrían verse afectados por el misterio del Spectrum.

Esa noche, me encontré caminando de nuevo hacia el parque. Necesitaba despejar mi mente y pensar en todo lo que había aprendido. El aire fresco me ayudaba a centrarme, pero no podía dejar de sentir una inquietud creciente.

Al llegar al banco donde solía sentarme, me sorprendió encontrar a Lily esperándome. Me sonrió al verme, como si hubiera sabido que vendría. Su presencia fue un bálsamo para mi agitada mente.

—Hola, Teyki —dijo, haciendo un gesto para que me sentara a su lado.

—Hola, Lily —respondí, sintiendo una calidez al estar junto a ella—. Ha sido un día extraño.

Ella me miró con curiosidad, y por un momento, todo lo demás desapareció. Le conté sobre el Spectrum, los descubrimientos en el laboratorio y mis preocupaciones sobre lo que podría significar todo eso.

—Parece complicado —dijo ella, con una sonrisa comprensiva—. Pero estoy segura de que encontrarás las respuestas que buscas.

—Espero que sí —respondí, sintiéndome un poco más aliviado al compartir mis preocupaciones con ella—. Siento que todo esto está conectado, que hay un motivo por el que el Spectrum y los espectros han aparecido en este momento.

Lily asintió, su expresión se volvió más seria. —A veces, las respuestas están justo frente a nosotros, pero no las vemos hasta que estamos listos.

Sus palabras resonaron en mí, y supe que tenía razón. Tal vez todo lo que necesitaba era tiempo y paciencia para ver el cuadro completo. Por ahora, lo único que podía hacer era seguir buscando, seguir avanzando.

Nos quedamos un rato más en el parque, hablando sobre cosas triviales y disfrutando de la compañía mutua. Cuando finalmente nos despedimos, sentí una renovada sensación de esperanza. Sabía que el camino por delante no sería fácil, pero con Lily a mi lado, estaba listo para enfrentar lo que viniera.

De vuelta en casa, me recosté en la cama, reflexionando sobre todo lo que había aprendido y las nuevas preguntas que se habían abierto ante mí. Sabía que era solo el comienzo, un nuevo capítulo en una historia que apenas empezaba a desvelarse.

Y mientras me sumía en el sueño, una cosa era segura: no importaba lo que sucediera, seguiría buscando, seguiría luchando, por el futuro que quería para mí, para Lily, y para todos aquellos atrapados en la maraña del Spectrum y los espectros.

Con el amanecer, un nuevo día traería nuevas posibilidades, y yo estaba listo para enfrentarlas.