El suave sonido del viento era lo único que se oía en aquel árido desierto que se extendía a lo ancho y largo de aquel planeta en donde la supervivencia no solo era del más apto sino también del más astuto y del más previsor. Sin embargo, en un mundo tan inhóspito en donde solo los fuertes sobreviven, también pueden darse casos en donde la guerra por el territorio es la única opción, siendo este el caso en donde una gigantesca fila compuesta por Escorpiones de cuatro metros de altura cuyas corazas eran de color rojo se acercaban a un punto en específico y una rareza en aquel planeta de color amarillo: un Oasis.
Siendo una rareza, los Oasis eran escasos en ese planeta y las especies que se hacían con ella eran los amos y señores de ese territorio. Por eso cuando una especie se enteraba de la existencia de dicho tesoro, se apresuraba a encontrarlo antes de que los otros también lo descubrieran, llevando a que ocurrieran verdaderas masacres, o genocidios en algunos casos, por la supremacía de ese lugar.
Siendo ese el caso en ese momento en donde una enorme familia de Escorpiones rojos se dirigía al paraíso en el infierno antes de que fuera tarde. Por desgracia ya era tarde porque una familia de Escorpiones de coraza amarilla se les había adelantado.
Viéndose a la cara, ambas especies insectoides se mantuvieron en silencio antes de largar un rugido e iniciar una guerra por la supremacía de aquella porción de tierra.
la calma había terminado y la Tormenta estaba por comenzar