-Déjame pasar- le ordenó Emilia dirigiéndose al interior de la nave de Zero-One
- Como quieras hermana, tenemos un largo camino que recorrer antes de llegar a nuestro destino- le contestó Zero-One moviéndose a un costado, permitiéndole a Emilia pasar
- Lo ocurrido con Bob no fue mi culpa- se defendió Emilia dirigiéndose a donde se encontraba el asiento del pasajero
- tampoco la mía- le contestó Zero- One con un tono sarcástico, algo muy inusual en ella
- No lo abandoné después de lo ocurrido, ¿De acuerdo? - le contó Emilia con un tono de molestia, y de vergüenza- sino que lo acompañé durante todo el proceso
- Te creo amiga, te creo- le contestó Zero- One apretando los botones del motor de la nave. La puerta de entrada se cerró y la nave comenzó a flotar, dirigiéndose al portón de la base espacial que se iba abriendo. Tras programar las coordenadas, Zero- One le contestó- yo tampoco estoy muy contenta con este reencuentro, pero soy una profesional que no deja que sus emociones impidan con su trabajo. Sin embargo, una vez que hayamos llegado a nuestro destino, te dejaré en mano de los Rangers Espaciales y continuaremos camino ¿Te parece bien la oferta?
- Zero- le habló con calma Emilia mientras sonreía al verla despegar la nave- creí que nunca me lo pedirías
La nave se acercó al portón y despegó iniciando viaje hacia el planeta desértico de Ab'Jarhad.
Mientras viajaban a su destino, Emilia comenzó a recordar su pasado con Zero- One y con Bob. Fue mucho antes de la guerra contra el Imperio Kantiano, cuando había paz en la galaxia en lugar de una constante tensión o relación pasiva agresiva entre ambas facciones.
En aquel entonces ellos eran los tres mosqueteros que soñaban con explorar los confines del espacio. Zero era la cabeza del grupo, la valiente y la carismática. Emilia era la seria y científica que siempre hacía de la voz de la razón mientras que Bob era el sensible que aparentaba ser valiente cuando no lo era. Los tres siempre tenían grandes aventuras, siempre hacían locuras en donde Zero debía ingeniárselas para poder sacarlos de problemas y siempre se divertían creando cosas nuevas. Una hermosa época que Emilia recordaba con un gran pesar, siendo aquellas imágenes del pasado recubiertas de un brillo dorado que para ella simbolizaba una gran nostalgia por una época que no volvería, no después de que Bob fuese atacado y fuera papá a la fuerza.
Volviendo al presente, Emilia simplemente prefirió concentrarse en el trabajo que se avecinaba mientras rogaba internamente que Zero se fuera una vez que llegasen a destino.