[Los héroes y los ciudadanos del reino Lumeria agarraron sus espadas mientras las razas de ángeles, duendes y hadas comenzaban a acercarse para atacar.]
- Hermano, ya están más cerca.
- Akira: ¡Catter, dónde estabas en todo este tiempo!
- Estaba despidiéndome de alguien...
- Akira: Aaaaa, ya veo, de esa pequeña elfa, ¿no?
- Sí, ella. Espero que esté bien.
[Daichi se para frente a todos los que estaban dispuestos a luchar y comienza a dar un discurso antes de ir a la batalla.]
- Daichi: ¡Hoy todos lucharemos juntos contra las tres razas más poderosas de este mundo! ¡Hoy todos moriremos con honor por nuestro reino y nuestra raza!
[Todos, al escuchar las palabras de Daichi, gritaron con fuerza y salieron corriendo con todas sus fuerzas. Comenzaron a pelear, venciendo uno a uno a los enemigos de las otras razas. Pero en un momento, los enemigos gritaron que sacaran al dragón rojo. Todos quedaron impactados al escuchar un rugido que llenó de miedo a todos los humanos. No podían creer lo que escuchaban; temblaban de miedo. En ese momento, salió un gran dragón rojo, mientras que en su espalda montaba un hombre que tenía vendados los ojos y un hacha en la mano. Este saltó, cayendo al suelo sin ningún dolor ni fractura en los huesos.]
- ¿¿??: ¿Quién es el más fuerte entre todos los humanos aquí presentes?
[Todos los humanos no sabían quién era esa persona que apareció de la nada. En ese momento, Iko se pone frente al hombre misterioso y le dice: "Soy yo, el que estás buscando." El hombre lo mira seriamente mientras sostiene el hacha en la mano.]
- ¿¿??: Tú, humano que se hace llamar así mismo como el más fuerte entre todos los humanos, dime tu nombre.
- Iko: Yo... ¡yo me llamo Iko! ¿Y tú?
- ¿¿??: Yo me llamo Draekon, el Dios del Caos.
[Todos, al escuchar lo que dijo el hombre con el hacha, temblaron de miedo y los de las tres razas gritaban el nombre de Draekon, el Dios del Caos.]
- Draekon: Es momento de comenzar a pelear, muchacho.
[Draekon se acerca a gran velocidad hacia Iko. Este, con su hacha, intenta cortarlo por la mitad, pero Iko retrocede rápidamente, esquivando el ataque del Dios del Caos.]
- Iko: (¡Mierda! Si no hubiera reaccionado a tiempo, estaría partido por la mitad.)
- Draekon: Eres fuerte, muchacho. Si estuvieras diciendo mentiras, ya estarías muerto hace rato.
[Draekon comienza a atacar de nuevo a Iko, pero este esquiva nuevamente sus ataques. Iko comienza a contraatacar con su espada. Poco a poco, Draekon va recibiendo pequeñas cortaduras en el cuerpo, lo que lo enfurece un poco, haciendo que agarre el hacha con ambas manos y ataque veloz y fuertemente a Iko, cortándole el brazo derecho.]
- Iko: (¡Mierda! Mi brazo arde, arde mucho. Perdí mi espada. ¡Ahora qué hago!)
- Draekon: Humano, ahora que harás, dime, ¡estás muerto!
[Draekon ataca nuevamente a Iko, pero es detenido por un muro de tierra. Al voltear, ve que un humano está utilizando magia, lo que sorprende al Dios Draekon.]
- Aiko: ¿Estás bien, Iko?