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Xia Fanxing había sabido desde la infancia que sus padres favorecían a los hijos varones sobre las hijas.
Lo buenos que eran con Xia Xiaoyang, eran igual de crueles con ella.
Con tan solo cinco años de edad, tenía que lavar la ropa, cocinar y limpiar para la familia.
Mientras que Xia Xiaoyang siempre era mimado por sus padres, nunca tenía que mover un dedo y era libre de hacer lo que quisiera.
Xia Fanxing solo podía mirar con envidia, sabiendo que cualquier acto de resistencia sería recibido con una golpiza brutal, dejándola sin un solo lugar sin moretones.
La pequeña estaba completamente indefensa.
Fue solo cuando otra hermana se unió a la familia que Xia Fanxing se dio cuenta de que el sesgo de sus padres no era solo un simple caso de preferencia por los varones sobre las mujeres.
Simplemente no les gustaba ella.
Xia Xinxin, también hija, recibía todo el amor y cuidado de sus padres. Le proporcionaron lo mejor que pudieron ofrecer, desde comida hasta educación.
