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Sin embargo, cuando Shen Hanyu recordó el perfil lateral de la chica que ayudó al niño a levantarse, sintió que perdía la razón.
La escena clara era como una repetición a cámara lenta.
Estaba absolutamente seguro de que no era una ilusión. Lo que vio tenía que ser real.
Shen Hanyu fue a su escritorio y encendió el ordenador.
Aunque tuviera que forzar su paso a través de las cámaras de vigilancia en el aeropuerto, la red de vigilancia allí sería demasiado densa y el tráfico demasiado alto. Sería extremadamente laborioso buscarlo.
Sin embargo, los registros de vuelo asociados con la cuenta personal de Wen Xu eran relativamente más fáciles de obtener y más claros.
Después de revisar, los ojos de Shen Hanyu se tornaron fríos y oscuros.
Cuando se dio cuenta de la posible verdad detrás de esto, su mirada se encendió nuevamente.
—Medianoche.