Sang Qianqian de repente volvió en sí y se dio cuenta de que había dicho algo incorrecto. Al ver los dedos rojos de Xie Shi'an, se sintió aún más apenada. —Te ayudaré a limpiarlo.
Ella se levantó para buscar el botiquín de primeros auxilios, pero él la detuvo. —No es nada grave.
Él llamó a los sirvientes para limpiar el desorden en el suelo antes de decirle, —En realidad, no tienes que culparte. Si Shen Hanyu estuviera aquí, podría haber salido mal.
Sang Qianqian levantó la vista hacia Xie Shi'an. Él dijo con calma, —¿Has olvidado lo que dijo Ruan Xiaodie? Ella no le daría a Shen Hanyu la oportunidad de salvar a Shen Shaofeng, y él podría no haber sobrevivido hasta ahora.
Sang Qianqian se quedó sin palabras. Esta frase era efectivamente la verdad, y siempre había sido su preocupación. Por eso Ruan Xiaodie la había retenido durante tanto tiempo.
Además, aunque se lo dijera a Shen Hanyu, estaba atrapado en una demanda en el extranjero. Decírselo solo añadiría a sus problemas.