—Li Zhongjin estaba obviamente enojado. Bajó la voz y dijo:
—¿No sabes el estatus de la gente que puede sentarse en esa mesa? ¿Por qué no bebiste cuando brindaron por ti?
—Xu Meixi explicó con voz baja:
—No puedo beber...
—Pfft, viviste una vida decente conmigo durante unos días, y ahora jodidamente te olvidaste de tus orígenes —regañó—. Suprimí a los medios para que no escarbasen en tu pasado de trabajar en un bar. ¿Realmente piensas que eres alguna clase de persona virtuosa? Rehusando beber después de un brindis, y todavía jodidamente pones cara. ¿Quién te dio el valor para hacer eso?
—Xu Meixi bajó su mirada y dudó.
En el pasado, Li Zhongjin había pensado que ella era tímida y digna de lástima, y que era diferente a los demás. Sin embargo, ahora que había conseguido a esta mujer y se había convertido en una persona problemática de la que no podía deshacerse, cada movimiento y cada palabra suya solo le provocaba disgusto.