Shen Hanyu estaba ocupado frente a la estufa, llevando un delantal. Se veía gentil y tranquilo además de su usual aura fría y noble.
La miró con una sonrisa. —No podía dormir después de despertarme, así que te preparé algo de gachas. Siéntate obediente. Estará listo pronto.
Ella había querido saltarse el desayuno e ir al hospital, pero después de un momento de vacilación, se sentó en la mesa de comedor.
Bueno, las gachas de Shen Hanyu eran demasiado deliciosas para resistirse.
El desayuno era suntuoso, y Sang Qianqian no dijo nada mientras enterraba su cabeza en la comida.
Puso los palillos abajo cuando casi había terminado de comer. —¿Tienes algo que decirme? Solo un recordatorio, alguien me dijo anoche que te vi la noche que el Profesor Fu'er falleció.
Shen Hanyu se quedó sin palabras.
Anoche fue la primera vez que se había emborrachado tanto en todos estos años. Cuando despertó, se encontró incrédulo.
