Un mes después, en la capital.
El viento norte penetrante hacía aullar los huesos, trayendo la primera nieve del invierno.
Shen Hanyu se encontraba sereno junto al estanque de Loto en el jardín de la familia Zhen, mirando al cielo oscuro y la nieve que revoloteaba.
Pensó en el invierno pasado, cuando Sang Qianqian insistió en terminar con él. La noche antes de que vinieran a la capital, también estaba nevando mucho como ahora.
En ese momento, ella aún no sabía que él ya había descubierto por Sang Minglang su propósito de ir a la capital.
Shen Hanyu sabía que ella se marchaba al día siguiente, y quería verla. Esa noche, condujo hasta la antigua casa de la familia Sang.
Sabía que no había esperanza y que era poco probable que la volviera a ver, pero aún así no quería marcharse.
Shen Hanyu miraba fijamente la luz en la habitación de Sang Qianqian durante mucho tiempo.
Después de eso, las luces se apagaron y pensó que Sang Qianqian se había dormido.