Jing Chen tenía a otra mujer en su corazón, ¿y aún así le decía esas palabras? —se preguntaba ella. Había estado preguntándose cómo él podía persistir en ser tan amable con alguien que no le gustaba. Ahora estaba claro —se dijo amargamente—, le gustaba su cuerpo.
—Su Wan tomó la mano de Jing Chen y lo empujó hacia un lado —. Luego, se cubrió a él y a sí misma con la manta.
Pero Jing Chen no se detuvo. Se acercó nuevamente.
Sabiendo que estaba borracho, Su Wan se volvió más audaz y lo rechazó de manera decisiva.
Después de haber sido rechazado tantas veces, Jing Chen se sintió frustrado e incrementó su fuerza. Sosteniendo a Su Wan en sus brazos la miró fríamente. —¿Por qué me evitas?
—Solo quiero dormir bien —respondió ella.
—Puedes dormir bien incluso cuando te abrazo —Jing Chen sonó muy decidido.
—No quiero —Su Wan lo empujó.
Esto enfureció a Jing Chen. Ya no podía tolerar su lujuria por ella y presionó su cuerpo ardiente contra el de ella, envolviéndola completamente en sus brazos. Cerró los ojos e inhaló el aroma único de Su Wan. Era familiar pero nostálgico.
Con habilidad, se quitó su pijama y deslizó su mano por dentro.
De repente, frunció el ceño.
El tacto no era tan suave como antes, sino más bien irregular.
—¿Qué tienes creciendo en la espalda? —la voz de Jing Chen era fría y clara.
Su Wan se confundió por un momento. Luego se tocó ella misma y quedó sin palabras por un momento.
Jing Chen encendió la lámpara de la mesita de noche, miró hacia abajo y vio que su espalda estaba llena de puntos rojos. Era una vista impactante.
—Estoy bien. Solo soy alérgica —se apresuró a decir.
—Vamos al hospital —Jing Chen se levantó inmediatamente y tomó su decisión.
—No es para tanto. Lo único que queda entre nosotros es encontrar un día para recoger nuestro certificado de divorcio —Su Wan miró sus ojos, que de inmediato se aclararon. Se sintió deprimida y declaró la verdad con calma.
Él estaba utilizando su estado de embriaguez para hacer cosas sucias.
¡Qué él estuviera borracho también era una actuación!
Ella solo se sentía enojada. Era solo una herramienta para él para desahogar su lujuria. ¿Todavía la busca incluso cuando la mujer que le gusta ha vuelto? —pensó indignada.
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¿Era porque no podía soportar tocar a Bai Lian?
…
Jing Chen la miró intensamente. Tras un largo silencio, de repente dijo:
—Pospongamos el divorcio. Podemos ir después del cumpleaños de 80 años del abuelo.
Su Wan asintió. —No te preocupes. Me divorciaré en cuanto termine el cumpleaños del abuelo.
—…
¿Tan impaciente?
¿Está realmente pensando en buscar a otro hombre después de que él le recordara eso la última vez?
Tras una pausa, Su Wan continuó:
—Nuestra relación ahora no existe excepto en nombre, es mejor no hacer nada excesivo.
Jing Chen entrecerró los ojos y su rostro se oscureció visiblemente. —¿Qué quieres decir?
Su Wan se quedó atónita ante esta pregunta.
Jing Chen respondió fríamente:
—No existe excepto en nombre. Parece que deberías haber sabido esto hace dos años. ¿Por qué actúas tan altiva ahora? ¿Solo porque ahora no eres tú quien lo pide? Como adultos, esto ocurrió simplemente porque ambos estuvimos dispuestos.
El corazón de Su Wan se sintió como si fuera cortado por un cuchillo. Ella miró decepcionada, sin ganas de discutir más.
Cuando Jing Chen terminó de hablar y vio su expresión herida, la frustración en su corazón se disipó al instante. Sabía que sus palabras habían sido demasiado duras. Miró a Su Wan, sin saber qué hacer. Se dio cuenta de que estaba en silencio y no replicaba, como si hubiera aceptado sus palabras.
Estaba aún más frustrado.
Jing Chen le dio unas palmaditas en la cabeza a Su Wan y dijo en un tono gentil e impotente:
—Lo siento, realmente bebí demasiado. Me estoy obligando a recobrar la sobriedad ahora. Sé buena, ve al hospital para que te examinen.
Con eso, recogió la ropa y ayudó a Su Wan a vestirse suavemente.
Su Wan contuvo la respiración y no la soltó. Su rostro estaba rojo encendido.
Él le estaba pidiendo disculpas...
—Jing Chen, ¿realmente no sientes nada por mí? —Al oír esto, Jing Chen dejó de hacer lo que estaba haciendo y continuó arreglando su ropa para ella. Ella fue muy cooperativa y se vistió en un instante. Se dio la vuelta y fue al baño a lavarse la cara y cambiarse de ropa.
Justo cuando Su Wan pensó que no obtendría una respuesta, Jing Chen tomó su mano y dijo mientras salían:
—Sí, lo siento por ti. No debería haberte tratado tan bien antes.
Su Wan sonrió amargamente. —¿Crees que ya me he enamorado de ti? ¿Tienes miedo de que me aferre a ti?
—No lo pensé así, pero la gente se acostumbra. Temo que te vuelvas dependiente de mí, no tanto de que te enamores de mí. —Su Wan retiró su mano. —Puedo caminar por mi cuenta. No te consideres tan importante. Soy una persona independiente.
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