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Estuvo en silencio durante todo el viaje.
Cuando llegaron al hospital, Jing Chen los siguió sin decir una palabra.
Después de la revisión del doctor, ella ya había comprendido la condición de Su Wan. Tras explicar diligentemente la situación, las cosas a tener en cuenta y el costo, instruyó:
—Te recetaré unas medicinas para consumir. Sanará más rápido de esta manera, ¿de acuerdo?
Su Wan dudó un momento antes de asentir.
Su Wan tomó la factura y salió. Después de un rato, se volvió a mirar a Jing Chen y se quedó quieta.
Jing Chen entendió y tomó el formulario de ella. —Espérame aquí. Yo pagaré las tasas.
Su Wan sujetó firmemente el formulario. —Dejé mi teléfono con el doctor. Espérame.
Regresó a la sala de consulta.
El doctor acababa de cerrar el cajón cuando vio a Su Wan y lo abrió de inmediato. Suspiró aliviado y dijo:
—No olvides un artículo tan valioso la próxima vez.
Su Wan lo recibió y le agradeció repetidamente.
Sin embargo, no se fue. En su lugar, se sentó y dijo rápidamente:
—Doctor, estoy embarazada. ¿Habrá algún problema si consumo medicina?
El doctor se quedó atónito. Cuando le había preguntado a Su Wan si estaba embarazada y si había tomado alguna otra medicina anteriormente, lo negó.
Pero cuando vio que Su Wan había vuelto sola, lo entendió de inmediato. —La cambiaré por una que se usa externamente.
—Gracias, gracias, doctor —dijo Su Wan agradecida.
La doctora sacudió su cabeza, expresando que entendía y cambió la prescripción en la computadora.
Cuando recibieron la medicina, Jing Chen se quedó atónito. ¡Era una caja tan grande!
Cuando la miró de cerca, se dio cuenta de que en realidad era una medicina para uso externo.
Sus cejas se fruncieron instantáneamente. —Esta doctora es demasiado poco fiable. Dijo que te recetaría medicina para consumir, pero al final es una que se aplica externamente.
¡Por cómo se veía, estaba a punto de confrontar al doctor!
Su Wan confesó rápidamente:
—Hice que el doctor la cambiara por una medicina que se aplica externamente. No quiero ingerirla. Es demasiado amarga.
Jing Chen no estuvo de acuerdo con su explicación. —Nunca te vi inmutarte una vez cuando tomabas medicina en el pasado. ¿No era yo el que siempre tenía miedo de tomar medicina?
Los recuerdos del pasado surgieron en su mente.
La única medicina que era aceptable para Jing Chen eran las cápsulas porque no eran amargas para nada. En segundo lugar, tenían un recubrimiento de azúcar. No tocaría las tabletas no importa qué.
Ella lo persuadió durante dos días enteros antes de que él finalmente cediera.
Ahora que su mentira había sido expuesta, Su Wan se mordió el labio inferior y sujetó la medicina con fuerza. Dijo con firmeza:
—Solo quiero usar una que se aplica externamente.
—¿Por qué? ¿Qué estás pensando? —Jing Chen la examinó.
Su Wan miró a Jing Chen con una expresión lastimera, la súplica en sus ojos era evidente.
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—Tenía miedo de que si Jing Cheng regresaba iba a descubrir que estaba embarazada… ¡Las consecuencias serían inimaginables! —Su Wan tenía que detenerlo a como diera lugar.
Jing Chen se quedó en el mismo lugar y pensó por un momento. La miró como si quisiera decir algo pero se detuvo. Especialmente cuando vio lo lastimera que se veía, su corazón se ablandó y de repente pensó en una razón.
—Vas a usarlo como excusa para pedirme ayuda cuando apliques la medicina, ¿verdad? —preguntó.
Su Wan lo miró estupefacta, sus ojos redondos girando. ¡Era una buena razón! ¿Pero era demasiado vergonzoso?
Pero no podía pensar en ninguna otra razón. Su mente se congeló. No podía pensar en nada excepto en detener a Jing Chen de ir al doctor. Podría usar justo lo que él le había dado.
Cuanto más lo pensaba, más roja se ponía su cara. De repente se acercó a Jing Chen y bajó deliberadamente la voz.
—¿Cómo puedes decir esas cosas en público? Hay tanta gente en el hospital… —susurró.
¿Él lo había adivinado correctamente?! Un destello de sorpresa pasó por sus ojos.
Desde que él mencionó el divorcio, Su Wan nunca le había hablado con un tono así. Por no mencionar con una voz tan suave.
Jing Chen apretó su mano derecha en un puño e intentó suprimir su enojo. La advirtió en voz baja,
—No me hables así en público de ahora en adelante —le dijo.
Después de una pausa, añadió preocupado:
— ¡Y no tienes permiso de hablar con otros hombres así! ¿Entiendes?
Su Wan no entendía y preguntó con ingenuidad,
—¿Cuándo he tenido otro hombre? —Tú eres el que tiene otras mujeres.
Jing Chen levantó las cejas.
—Solo recuérdalo. De lo contrario, estarás en desventaja.
¿Desventaja?
—¿Qué tipo de desventaja? —Su Wan parpadeó, no podía entender la situación.
Pero esto de repente se volvió sin importancia. De repente se emocionó.
—¿No puedes tolerar que tenga contacto con otros hombres? —preguntó emocionada.
¿Sería el pensamiento de ella hablando suavemente con otros hombres lo que haría que él se pusiera celoso?
Jing Chen dijo con gran confianza,
—Por supuesto.
Su Wan estaba eufórica hasta que Jing Chen añadió,
—Todavía eres mi esposa ahora. Incluso si encuentras a otro hombre, tendrás que esperar hasta que nos divorciemos para hacer eso. ¿Entiendes?
—…