—¿Quiere que se lo pregunte personalmente? —Su tono era muy plano, pero Ronald aún podía sentir un escalofrío que le subía desde el fondo de sus pies.
El pequeño corazón de Ronald temblaba y no se atrevía a repetir lo que Samantha había dicho. Cambió su tono y dijo indirectamente —Sr. Barker, es etiqueta básica de un caballero invitar a una dama a ser su acompañante. La Sra. Larsson espera que usted se lo pregunte personalmente.
—Supongo que eso no fue lo que ella dijo —Timothy lo miró fríamente y leyó sus pensamientos de un vistazo.
Aunque su frase parecía interrogativa, en realidad habló en un tono afirmativo.
Ronald suspiró para sí mismo y lamentó lo difícil que era para él estar presionado por la tensión de ambos individuos.
Timothy cerró el documento de golpe y curvó sus labios en una sonrisa burlona —Esta mujer es exigente.
No habría necesitado que ella fuera su acompañante para la cena si no fuera por el hecho de que tenía que entretener a Michael.
