—Habrías estado en la cárcel, si Dami no se hubiera unido —respondió ella y yo sacudí la cabeza, pero antes de que pudiera decir algo, Dami habló primero.
—Eso no es correcto, tía Diana, todas las pruebas fueron recogidas por María, y ella ya estaba lista para enfrentar el caso por sí misma —él me defendió y yo sonreí, él siempre me daba más crédito del que merecía.
—Oh, podemos ver eso Dami, incluso copió el vestido de los abogados —dijo Rosa, riendo fuerte y yo fruncí el ceño.
—¿Qué tiene de malo mi vestido? —pregunté y todos parecían divertidos. Solo Killian seguía con el rostro serio, me preguntaba cuánto tiempo tardaría en dejarse llevar por la risa.
Mis ojos brillaron con la idea —Killian, cariño. Mira, todos se están burlando de tu madre. ¿Mi vestido es raro, Killian? —pregunté y él frunció el ceño y miró mi vestido con total concentración.