Estaba a punto de mover su daga creyendo que era otro caballero pero se detuvo cuando sus ojos se encontraron con los míos. Mis ojos no tenían miedo a la muerte.
Quedó atónito al mirar mis ojos y sus manos se detuvieron a mitad de camino. Mis ojos ya no tenían más miedo a la muerte. No más miedo a nada. Eran claros como un lago y valientes como ellos.
—Necesitas terminar esto aquí mismo —ordené y él parpadeó.
—Esto es por la seguridad de mi familia y mi gente —dijo él con calma y yo negué con la cabeza.
—No... esto es sobre tu orgullo y nada más. Detén esta pelea ahora mismo, y aseguraré la seguridad de tu gente. Pero continúa y mira a tu alrededor. No habrá nadie más que salvar —dije gritando, mientras Jamie y Roselia se acercaban a mí, la batalla se detuvo por un min.
—Tú eres la razón por la que tus hombres están siendo asesinados. ¿Estás listo para asumir la responsabilidad por tantas muertes? —pregunté de la misma manera que Casio había preguntado dentro del pueblo.