—¿Y cómo planeas hacerlo? —preguntó la señora con una risita.
—¿Quién eres realmente? —preguntó el hombre sentado en el centro por primera vez desde que comenzó la conversación.
—Somos alguien que puede ayudarte a conseguir todo lo que quieres, la batalla que intentas librar, no te llevará a ninguna parte —dijo Casio y yo suspiré.
Todos ellos eran guerreros, luchando en batallas y sacrificando su vida en ellas era algo que habían hecho toda su vida.
Incluso si la razón era tonta, lo verían como algo muy glorioso.
—No tememos a la batalla, niños, si eso asegura la seguridad de nuestro futuro. Y sobre otras cosas, parece una vida nueva pero me temo decir que todos estamos acostumbrados a la forma en que vivimos. El imperio y el emperador no pueden ser confiables para nosotros —dijo el hombre, cortando toda conversación.
—Pero entonces, ¿cómo estás tan seguro de que no vendrán otros caballeros si estos son asesinados? —dijo él de nuevo y el hombre se rió.