—Sus manos se movían sobre mi espalda jugueteando con los hilos del vestido y mi agarre en su cuello se apretó, mis ojos se cerraron mientras comenzaba a sentir su lengua callosa creando diferentes sensaciones sobre mi piel.
—Intenté protestar pero Casio ya me estaba lamiendo como si me hubiera convertido en su mejor comida, saboreaba el gusto con un sonido de 'mmm' y no sabía qué decir.
—Mi corazón latía fuerte por la preocupación de que alguien pudiera entrar y vernos, pero parte de la razón era en realidad por lo que él me estaba haciendo. Su lengua estaba caliente y creaba muchas sensaciones. No sabía cómo mantener mi mente clara y hablar con él.
—Me aparté, roja como un tomate, mientras me mordía el labio. Sin embargo, él no me soltó. Me levantó y me hizo sentar en la cama, colocándose él entre mis piernas.
—No tienes que preocuparte por eso mi esposa, la puerta está cerrada —dijo mientras se inclinaba hacia mí.
