—No lo permito —gritó Casio mientras yo estaba perdida contemplando. El hombre era lo suficientemente justo para dejarme luchar contra una mujer, no hombres. Aunque la mujer era tan robusta como cualquier hombre en su estructura corporal, el hombre que estaba con ellas era como un monstruo con esos hombros anchos, pecho e altura. Incluso Casio, que ya era alto, era menos alto que ellos. Pero mi mente aún estaba en la oferta que él me había dado. Aunque había una posibilidad de que nunca la necesitara, mi corazón me decía que la aceptara, que valía la pena correr el riesgo.
—Aquí nadie te ha preguntado, chico. Se te dio una opción para salvar a ambos, y he aceptado todas tus condiciones, aún así dejas que tu esposa te domine y te limpien. Ahora es el turno de ella para salvaros a ambos —dijo el hombre a Casio.
Casio me miró como si esperara una señal, preguntando si estoy preparada para luchar con ellos. ¿Luchar con una no sería mejor opción que luchar con todos?!