Punto de vista de Marianne cont. Ambos nos sentamos bajo el árbol y tomé su mano en la mía. Después de limpiar tanto como pude, tomé una tira y la vendé en sus manos. Luego intenté en mis manos pero mi mano derecha estaba herida, así que la izquierda no funcionaba tan bien.
—No seas terca, Marianne, dame tu mano —dijo mientras sostenía mi mano.
Tomó otra tira y me vendó como antes, siempre me sorprendía la manera meticulosa en que lo hacía. ¿Habría tenido muchas lesiones en el pasado? ¿Por qué no parecía recordarlo?
—¿Quieres descansar más o vamos? —me preguntó y negué con la cabeza. Ya era mediodía y deberíamos apurarnos.
—No, estoy bien. Deberíamos empezar a caminar, Casio —asintió mientras se levantaba tomando el soporte del árbol y luego extendía su mano hacia mí.
Por un cambio, lo tomé con calma ya que no había tiempo para perder en discusiones tontas. Lleguemos al palacio, entonces lo veré bien y lo pondré en su lugar.