Punto de vista de James
—¿Estás segura de que esta era la casa de té? —preguntó por quinta vez mientras miraba a su alrededor y yo suspiré.
El día que se casó perdió la cabeza. Y no importa cuánto lo intentara, su mente ya no estaba dispuesta a funcionar más.
—¿Crees que todos son tan tontos como tú, Mari? —pregunté y ella me miró de vuelta con sorpresa, que pronto se convirtió en inflar sus mejillas.
—¿Puedes ser amable conmigo, hermano? —preguntó mirándome enfadada y yo suspiré.
—Créeme, Mari. Estoy intentándolo. Pero se hace más difícil con cada segundo que pasa —respondí sinceramente, y ella miró hacia otro lado con un ¡Hmph!
—Beth, ve a reservar la habitación —ordenó mientras yo miraba a mi alrededor, el pueblo había cambiado mucho en este año.
—Disculpe, queremos una habitación privada para 4 personas.
—Sí, claro señor, Raquel les mostrará nuestra mejor habitación.
—Mi señor, por favor, por aquí.
Asentí mientras caminaba hacia la habitación, pero ella no me seguía.