James los miraba a ambos con interés. Podía ver que ya había captado la esencia de la discusión con sus palabras de interacción, pero aún no había interviniendo.
—Lo siento por interrumpir, pero ¿tienes miedo de que Mari te gane o sea muy dura contigo y por eso no quieres que ella sea tu mentora? —al fin preguntó, pero lo dejé ser.
Había intentado hablar con Killian, pero siempre pensaba que yo estaba sesgado y no podía entender su razonamiento. Así que, James podría ser quien le abriera los ojos acerca de Marianne.
—No, señor James. Madre es demasiado dulce y amable, ella nunca podría castigarme —dijo con confianza, pero el hombre simplemente se rió a carcajadas.
—Ella te negó sin piedad venir con nosotros e incluso cuando se lo has pedido ella sigue firme en su punto de vista y aún así la llamas amable y dulce —comentó, haciendo que Killian cerrara la boca al instante.
