—¡Oh por Dios, qué arrogante eres! Escucho que cada facción política apoya a tu familia. Parece que llevas la cabeza muy alta por ellos —dije, ignorando completamente su rostro carbonizado y sus ojos furiosos.
—¿Cómo podría ser, mi reina? Usted está por encima de mí incluso si a los nobles les agrado más y tengo más conexiones en la sociedad.
—Y hubiera deseado que definitivamente, si hubieras entrado después de pedir permiso y con un anuncio, como debería entrar una reina en la cámara de la emperatriz. Ni siquiera te vi llegar hasta que hablaste. Debes ser la persona más sigilosa que he conocido.
—Duquesa Marianne.
—Oh, sí, los saludos —dije, ignorando completamente su rostro carbonizado y sus ojos furiosos.
—Salve a la gloria del imperio, mi reina —saludé ceremoniosamente solo entonces ella apartó su mirada de mí. Miró hacia atrás a Katherine quien estaba mirando los archivos como si justo no la hubiera visto.