—¿Y por qué es eso? —pregunté mientras mi sospecha regresaba.
—Porque ha estado trabajando aquí durante los últimos 2 años y Killian sigue apegado a ella. No es Daisy ni ninguna plebeya a la que puedas echar del palacio cuando quieras, ni siquiera dejaste a Ian, quien te trató con tanto aprecio. ¿Alguna vez pensaste que tal vez hicimos eso para protegerte de los peligros venideros? No... actuaste como si todos fuéramos tus enemigos y quisiéramos acabar con tu vida —comentó, su rostro mostraba que todavía no podía creer que castigué a Ian, en lugar de hablarlo con él.
¿Acaso no podía ver que no había castigado a Ian sino que lo había ayudado? Lo envié a reclamar su título de conde, y solo le pedí que abriera mis tiendas a su nombre para que nadie supiera que tenía tanto poder y propiedades. Y perdí mi vida una vez por no ser lo suficientemente cuidadosa.