Norma me miró mientras estaba de pie en la puerta y asentí de nuevo, sin importar si Killian almorzaba con Casio o no, siempre lo llamaba y hoy también lo haría.
—Entonces, ¿vamos? —preguntó con un poco de impaciencia. Si tenía tanta hambre, debería haber ido solo, no es como si lo hubiera llamado yo.
—Mi señor, tomará algo de tiempo terminar el archivo que tenía, si tiene prisa, ¿por qué no va y se une a Killian y Casio, ya que dijo que ya están almorzando? —agregué, intentando por todos los medios ser respetuosa.
—Oh, no tengo prisa, pero estoy preocupado por ti, Marianne, te veo pálida, espero que todo esté bien. —dijo con voz preocupada.
—Por supuesto, mi señor, agradezco que se preocupe por mí. Haré el trabajo más tarde, permítame acompañarlo primero al almuerzo. —respondí mientras me levantaba y una brillante sonrisa floreció en sus labios.
