Casio [pov]
—Su alteza.
—Sí, ¿por qué te llamó Marianne? —pregunté una vez que Ian entró en la oficina, hace una hora cuando fue llamado, la criada parecía asustada, aunque estos días sus sirvientas solían pasearse como si fueran las futuras herederas de su cámara.
—Su alteza, su alteza, sabe sobre Daisy —dijo con una larga pausa y el agarre de mi mano en el papel se tensó, arrugándolo en el proceso.
—Era también para su beneficio —dije y luego suspiré—. ¿Dijo algo? —pregunté ya que sabía que ella no estaba entre aquellas mujeres que se quedarían calladas después de conocer la verdad.
—Su alteza, estoy dejando el palacio —dijo con un suspiro, y mis ojos se abrieron de par en par.
—No, no puedes, hablaré con ella, fueron mis instrucciones, tú solo las seguías —agregué sacudiendo la cabeza, Ian es el único confidente que tengo, y yo soy el único amigo que él tiene.