—Debe estar ocupado cuidando de su imperio y su reina, su majestad —respondí y él negó con la cabeza y avanzó hacia su punto de mira, este hombre estaba provocándome cada vez más estos días.
Me dirigí hacia los asientos y conversé con otros nobles de nivel inferior a los que antes no había podido dedicar tiempo. Luego fui a la sala de polvos, mis criadas se adelantaron para seguirme pero yo negué con la cabeza.
—Quédense aquí, y ocúpense de los invitados. De todas formas, volveré en un minuto.
Me tomé mi tiempo allí, pero una vez que giré para salir, la puerta estaba bloqueada por Isabela que se encontraba frente a mí.
—Oh, señora Isabela, ¿por qué no está sentada ahí fuera? ¿Será porque nadie intenta ganar su favor? —pregunté con tono preocupado, pero ambas conocíamos la verdad.
